¿Qué miércoles ha pasado aquí? ¿No se supone que se iban a celebrar unas cuentas fiestas de cumpleaños de niños? Hay globos explotados por todas partes, pero no es eso lo que me preocupa. Llama mi atención un petardo, colocado a modo de vela en una tarta.
No lo es todo. Hay un excremento, justo al lado de una hamburguesa mordida. Una muela junto a un cuchillo. Con sangre. Mucha sangre. Sólo hay una forma de saber qué ha ocurrido en esta cacería: retroceder tres horas en el tiempo. Reseñamos Boom Party!, juego de mesa ya disponible.
¿NOSTALGIA O VENGANZA?
Boom Party! es un juego de mesa de 2 a 6 jugadores, con partidas de 15 a 30 minutos, recomendado a partir de los 8 años. Lo firma Pablo Jiménez, con ilustraciones de Ramsés Bosque.
Ya disponible, de la mano de Eclipse Editorial y Last Level Games, estamos ante una propuesta familiar dominada por la interacción entre participantes. Cada uno tratará de celebrar la mejor fiesta de cumpleaños de la historia y, dado que todas se desarrollarán en el mismo lugar, la maldad está servida.
Haciendo uso de distintos trucos, pincharán globos y ahuyentarán invitados a los rivales, mientras optan por una eficaz defensa. El objetivo es trasladarnos a esas fiestas de la infancia, donde éramos capaces de cualquier cosa por destacar. Además de jugar con la nostalgia, es una buena herramienta para la venganza. Aunque llegue 20 años después…
BOOM PARTY!: UNA PARTIDA
Cada jugador recibe un tablero, así como las cartas y los globos de su color. Uno de ellos funcionará a modo de marcador de puntuación. Las cartas de regalo se dejan en el centro. Una partida se desarrolla en tres rondas. Cada una comienza con el robo de cuatro cartas, tras haber barajado el mazo, y con la colocación de cuatro globos sobre el tablero.
Empezando por el siguiente participante al que terminara la ronda anterior (o por el que su cumpleaños esté más cerca, en caso de la primera), cada uno realiza dos fases. Pasa el turno al de la izquierda, y así sucesivamente.
1. Jugar carta
El jugador baja una carta sobre su propio tablero o sobre el de uno de sus rivales. Podrá ocupar un espacio libre o colocarla sobre otra. Sólo en este caso, se tienen en cuenta los símbolos del tablero. Así, en el espacio con el ‘+’, la nueva carta tendrá que tener un valor superior a la tapada; con el ‘-‘, se coloca una de valor inferior; con el ‘=’, una del mismo valor.
A continuación, se lleva a cabo el efecto de la carta jugada. Permiten explotar globos a los demás (retirando una ficha de globo) o recuperarlos (añadiendo la ficha al tablero).
También funcionan a modo de defensa o de destructor de defensas, y para eliminar cartas del tablero. Añaden un punto al final de la ronda, si están visibles, activan efectos de cartas adyacentes y esconden globos.
2. Robar una carta
Se repone la mano con una nueva carta del mazo y pasa el turno al de la izquierda.
Fin de la ronda
La ronda termina cuando todos los espacios de los tableros tengan cartas o cuando alguien robe la última de su mazo. Se inicia la fase de puntuación, atendiendo a los globos y a los invitados.
El jugador que conserve más globos recibe tres puntos. El segundo dos y el tercero uno. Todos cuentan sus invitados (sumando el valor de las cartas de su color visibles de los tableros). El que tenga más, obtiene tres puntos, el segundo dos y el tercero uno.
Si la carta Estrella de la fiesta está visible, su propietario obtiene un punto, independientemente del tablero en el que se encuentre. Al terminar la ronda sin globos, el participante obtiene un regalo de ‘-1’. Si se finaliza con todos los globos, recibe uno de ‘+1’.
Fin de la partida
Al completarse la tercera ronda, se hace el recuento de las cartas de regalo, que sumarán o restarán puntos. El que tenga la mayor puntuación, se convierte en el ganador de la partida.
BOOM PARTY: CONCLUSIONES
Aunque no me ha quedado otro remedio que aceptar el puesto de señor de la limpieza, uno de los más duros del mundo, de vez en cuando sale a la luz mi pasión de detective. Las pistas seguidas me permiten encontrar el origen de la batalla: un payaso. ¿De verdad los siguen utilizando en las fiestas de niños?
Fue él quien hizo que uno de los niños lanzase su particular gas tóxico. La confusión fue aprovechada por ladrones y por explotadores de globos profesionales, armados con chinchetas y con tirachinas. Mi intuición, y los restos sobre el suelo, me dicen que se explotaron cientos de globos.
Aún quedaron bastantes hinchados, por lo que uno de los niños debió de dejarse los pulmones (y las corneas) en inflar otros cuantos. Me imagino que habría una niña con cara de loca, clavando cuchillos en las manos ajenas con tal de llevarse los regalos.
Y he aquí la mayor incógnita de todos los tiempos: ¿no había adultos vigilando a los pequeños? Lamento decir que sí que los había. Y, además, unos cuantos. Empezaron llamando la atención para terminar en forma de escudo humano. Con pasteles en la cabeza, excrementos a pocos centímetros de sus rostros y dardos en el pecho. Para que luego digan que los niños son inofensivos…
Esta Guerra Mundial Junior forma parte de Boom Party!, una intensa competición donde la locura está presente desde los primeros turnos. Si bien sus protagonistas son niños (o maléficas criaturas de medio metro de altura), no estamos ante un juego infantil. Su colorido puede atraer a los más pequeños, pero sus ilustraciones y reglas ya indican que los mayores le sacarán el máximo provecho.
Como hemos visto, cuenta con reglas muy sencillas de entender y de aplicar, basadas en la bajada de una carta y en el robo de una nueva. Los efectos de cada una constituyen la verdadera magia. Por suerte, y a pesar de no contar con símbolos, sus dibujos son muy intuitivos. Tras un par de partidas, el manual puede dejarse a un lado.
Los niños y los principiantes no tardarán en familiarizarse con la mecánica. Sin embargo, necesitarán experiencia y grandes dosis de concentración y observación para obtener la victoria frente a los amantes de la estrategia. El azar sólo está presente en el robo de cartas, y dado que tenemos cuatro entre las que escoger por turno, podemos ejercer un gran control.
En la mayoría de los casos, tendremos que elegir entre atacar o defender. Pinchar un globo o ahuyentar invitados a un rival siempre es una alegría, pero no por ello debemos olvidarnos de inflar más globos o de contar con un escudo. Nunca se sabe cuando puede finalizar la partida…
A partir de los primeros turnos, nos habrán complicado la existencia. O, quizás, hayamos sido nosotros mismos. Comprobamos como esa carta tan perfecta ya no puede ser jugada, al no cumplir con las condiciones de los espacios del tablero. ¿Por qué diantres habré puesto un seis en el espacio con un ‘+’?
En ocasiones, no quedará otro remedio que fastidiarnos a nosotros mismos. Recordemos que la batalla no sólo se desarrolla por los globos, sino por los invitados. En medio del dilema, tendremos que procurar tapar las cartas de los demás y que las nuestras queden visibles. Cuanto más alta sea una, más difícil resultará ocultarla.
Si nuestra mente no ha explotado, habremos comprendido que jugar una carta implica atender a los globos, a los requisitos y a los tableros personales. Dominar las partidas no es algo sencillo, pero si se consigue, el resultado será realmente satisfactorio. Dejar sin opciones a los demás supone ser el rey de la fiesta, con la felicidad que conlleva.
Independientemente de lo que consigamos o no, su autor consigue que la diversión esté presente a cada momento. Llega de la mano de cartas tan divertidas como el ladrón de globos, con el que esconder un globo para que el jugador afectado lo busque. También, aparece con esa más que perfecta combinación entre humor y venganza.
Estamos ante un rompe amistades en toda regla, donde acostumbraremos a anteponer el mal a ese jugador. ¿Quién se ha creído que es para eliminarnos las preciadas cartas de nuestro tablero? ¿Le he hecho yo algo para que me haya pinchado ya dos globos? Aprovechando que las estrategias a seguir son numerosas, se crearán situaciones muy distintas entre sí, sin desperdicio.
Como suele ocurrir en juegos donde la maldad está a la orden del día, se disfrutará muchísimo entre grupos grandes. Apenas hay análisis parálisis, por lo que la duración de las partidas no aumentará en exceso por cada participante que incorporemos. El caos será el gran protagonista y, abrirse camino entre él, una auténtica odisea.
A menos participantes, seguirá funcionando. También a dos, aunque en este caso los ataques siempre irán dirigidos a la misma persona. Habrá que tener en cuenta que, al controlarlo todo más, se perderá parte de la locura que caracteriza a Boom Party! A cambio, la rapidez será máxima, permitiendo echar muchas partidas seguidas.
Esta propuesta está recomendada a partir de los 8 años. Serán los niños quienes, además de llenar las mesas de risas, practiquen con el cálculo matemático y ejerciten la concentración, la atención e incluso la memorización. Recordar qué cartas se han jugado ya es un buen camino para la victoria.
Las carcajadas también formarán parte de los retos entre adultos, con o sin niños de por medio. Se transformarán en jugadores vengativos que viajan a la infancia para practicar con las artes más sucias y rastreras.
Pablo Jiménez, su creador, sorprende con un título muy original y adictivo. Transforma una sencilla colocación de cartas en una intensa fiesta, gracias a unos efectos que funcionan a las mil maravillas. El número de cartas de cada tipo está más que medido, fruto de un cuidado proceso de testeo, de tal forma que aparezcan en su justa medida.
Da vida a un juego fácil de entender, pero difícil de dominar, capaz de combinar la alegría con la rabia. La decisión con la indecisión. El equilibrio con la guerra abierta. Toma prestada la colocación de cartas en base a los símbolos matemáticos de Monetes, su primer juego publicado, para ofrecer un título completamente diferente en todo lo demás.
Se convierte en un imprescindible en toda reunión familiar o entre amigos, muy fácil de sacar a mesa sin importar la edad de los participantes. Todos hemos imaginado la felicidad de sabotear fiestas (si es que no lo hemos hecho) y, conseguirlo de esta manera, es un sueño convertido en una realidad.
Su trabajo se completa con el de Ramsés Bosque, su ilustrador. Vuelve a ofrecer unas ilustraciones marcadas por el colorido, con unos personajes que cobran vida por sí mismos. Tanto es así, que no son necesarios los símbolos para recordar el efecto de cada uno.
Boom Party! es la suma de una jugabilidad sorprendente y de un diseño atractivo y divertido. Cuesta encontrar juegos en los que estos dos aspectos se complementen tan bien como en este caso. Toman la forma de componentes resistentes y de unas preciosas fichas de globo de madera que continúan contribuyendo a la originalidad.
COMPONENTES DE JUEGO
- 78 Cartas de Acción
- 22 Cartas de Regalo/Caca
- 30 Fichas de Globo
- 6 Tableros Individuales
- Instrucciones (castellano)
2 thoughts on “Boom Party!, humor y venganza en una fiesta de cumpleaños”
Comments are closed.