«A veces lo que parece inalcanzable sólo necesita un poco de magia de la buena, una gran ilusión que conmueva al más escéptico». Draco, dueño de Artesanía Mágica, no se equivocaba. Magic Book es el recipiente de esa ilusión, con un lector que tendrá la magia en sus manos.

 

¿EN QUÉ CONSISTE MAGIC BOOK?

Magic Book es la fusión entre una novela, un librojuego, un reto de escape y una caja de magia. Creado por Raúl de Tomás y Ángel Torres, cuenta con ilustraciones de Ana Vázquez.

Ya es una realidad en castellano, de la mano de Lunwerg, editorial que cuenta en su catálogo con numerosos libros con el lector como protagonista. Se presenta en tapa dura y con 160 páginas a color. Su precio es de 19,95 euros.

Esta novedad nos sumerge en un mundo de magia, como su propio título indica. Sus personajes se dirigen al lector para que éste ejecute distintas pruebas. No importa que jamás haya realizado ningún truco. Será él quien los lleve a cabo siguiendo unas detalladas instrucciones.

La historia de Magic Book

En Magic Book, nos convertimos en el amigo imaginario de una adolescente. Su misión es ingresar en La Orden, sociedad secreta que protege y custodia la magia. No será sencillo, puesto que sólo los magos mejor preparados podrán pertenecer a ella.

Acompañaremos a la maga por distintos escenarios, que pasan por un espectáculo de magia, una tienda poco habitual, una iglesia o el propio despacho de Kellar, un detective que no parece creer demasiado en la magia.

En una combinación entre segunda y tercera persona, formaremos parte de una historia ambientada en la actualidad, con unos acontecimientos que se desarrollan de forma cronológica. Conoceremos al detalle a sus personajes, descubriendo sus secretos más íntimos a medida que estrechan lazos entre ellos.

Los trucos de la magia

Alguien dijo una vez que en magia no se debe utilizar el término ‘truco’, sino juego o efecto. Tomando esta idea como referencia, el lector no será el espectador que mira esos juegos, sino el encargado de realizarlos.

Observará los sucesos que tienen lugar en toda la obra, aunque también se convertirá en parte de ella. Desde el mismo prólogo, su protagonista se percatará de su presencia. Le informará de que necesitará su ayuda en más de una ocasión, además de presentarle su objetivo: entrar en La Orden.

Cada vez que requiera de sus acciones, se cambiará el color del texto. Será la forma de advertirle de que es su turno y de que, quizás, precise de algún material adicional. Un pequeño juego en el que adivinar el nombre de la chica dará paso a espectáculos más complejos.

Las manos del lector serán la herramienta principal con la que efectuar trucos con cartas, con números o con un péndulo. Leerá las instrucciones, muy detalladas y con ejemplos, a la vez que utiliza objetos sencillos de conseguir como una baraja, papel y lápiz, tijeras, monedas, llaves o un cordón de las zapatillas.

Todos ellos darán como resultado una respuesta, necesaria para seguir con la historia. A diferencia de los libros de rompecabezas, no estará al final, sino a continuación. El nuevo protagonista podrá comprobar como la solución que tiene entre sus manos es la misma que la que se indica en el libro.

La ejecución de estos juegos se explica de la mejor forma posible, pero no la razón lógica que pueda haber detrás. Así, el lector se asombrará en más de una ocasión, tratando de buscar una explicación a lo que acaba de ocurrir. ¿Acaso la magia no existe de verdad?

 

MAGIC BOOK: CONCLUSIONES

Al presenciar un espectáculo de magia, podemos adoptar dos papeles: el de quien se deja llevar, disfrutando al máximo de lo que ven sus ojos, y el del espectador que busca ese pequeño detalle que le permita conocer el truco que hay detrás.

Magic Book no tiene nada que envidiar a uno de esos espectáculos de magia, por lo que el lector pronto ejercerá uno de estos dos roles. Sin ir más lejos, es habitual que comience la aventura como un escéptico para, en las últimas páginas, dejarse llevar por la magia. Para creer en lo imposible.

La ilusión irá subiendo peldaños. Podrá continuar buscando la trampa, pero quedará tan maravillado por lo que ha aprendido que poco importará lo demás. Al finalizar el libro, sabrá efectuar distintos juegos. O, al menos, tendrá los pasos entre las páginas, para volver a consultarlos siempre que quiera.

Habrá practicado con los personajes y, quizás, a solas en su habitación. No importa que no haya entendido el porqué de un juego. Conocerá el proceso y, por tanto, estará más que preparado para sorprender a sus familiares y amigos. Para comprobar como sus rostros de asombro son idénticos al suyo.

La base la tendrá, pero ya será cosa suya añadir ambientación al juego o acompañarlo de alguna historia interesante. Lo mejor es que el nuevo mago podrá seguir impactado con el resultado, aunque sea él mismo quien deba sorprender a los demás. Magia de la buena.

Cada vez que el texto cambia de color, los nervios crecen. Querremos continuar con la historia, pero también que nos enseñen más juegos. Una de las mejores partes es que, aunque interrumpiremos la lectura o nuestra comodidad para buscar materiales, serán muy fáciles de conseguir.

Todos disponemos de monedas, llaves, papel o calculadora, por lo que no tendremos que esperar durante días para reunir objetos imposibles. No hay sangre de unicornio, sino artículos comunes.

Las presentaciones son rejugables aunque conozcamos el resultado. Otro punto a favor de Magic Book. Repetiremos el proceso hasta memorizar los pasos, siempre sencillos. La magia ya estará en las manos y en la cabeza.

Ahora bien, ¿siempre llegaremos a la solución correcta? Si hemos seguido bien los pasos, coincidirá nuestra respuesta con la de la protagonista. De no ser la misma, es preciso releer el proceso. Veremos como hemos cometido un pequeño fallo y un nuevo intento ya será éxito. Por suerte, en el momento de aprender el truco, no estaremos ante público real.

Como se señala en algunas de sus páginas, las matemáticas guardan una estrecha relación con la magia. De ahí que podamos estar ante una de esas obras con las que acercar a las personas a esta ciencia. A mostrarles parte de lo que son capaces los números y las operaciones.

Magic Book estaría recomendado a lectores de todas las edades. Un niño con suficiente capacidad lectora ya podría disfrutar de su historia y de su conversión en mago. La sencillez está presente en sus diálogos, en sus situaciones lineales y en las explicaciones.

Quizás, los adolescentes sean los que más identificados se sientan con su protagonista. Entenderán sus sensaciones y emociones. Sus ambiciones y sueños.

Por su parte, los adultos se enamorarán de los secretos que guardan los protagonistas, descubriendo como repercuten en las personalidades. Se emocionarán con las situaciones familiares, con la evolución de los personajes y con sus propias tragedias. Serán los que más valoren ese final abierto, capaz de quedarse en la memoria para siempre.

Se apuesta por una escritura fluida, repleta de diálogos y con el humor como elemento destacado. Se fusionan con la nostalgia y con la tristeza. Las ganas de aconsejar a sus personajes son constantes, como ocurre en toda obra dominada por la tensión.

Sin ir más lejos, sus últimas páginas invitan a que Magic Book se convierta en una saga, sin nada que envidiar a una novela de superación o misterio. Como se indica en su presentación, estamos ante un concepto no publicado hasta la fecha.

De continuar este formato, ya sea con sus mismos personajes o como historia independiente (con los siempre acertados cameos), podría dar mucho de sí. Este primer libro es intensidad pura, enganchando al lector entre sus páginas con la cuidada narración y los juegos. Entre sus dibujos.

Las ilustraciones acostumbran a ser las grandes olvidadas de los libros, algo que no ocurre en Magic Book. La trama se acompaña de dibujos de diferentes tamaños que, en ocasiones, pueden ocupar hasta dos páginas. Abundan, lo que nos permite poner rostro a los personajes y a los escenarios.

Por su parte, los juegos se acompañan siempre de dibujos explicativos, lo que contribuye a seguir ayudando al aprendiz de mago. Ana Vázquez, su ilustradora, apuesta por unos diseños realizados a mano, que nos llevan a recordar los cuentos que acompañaron a muchas infancias.

Un prólogo, nueve capítulos y un epílogo conforman este trabajo, con autores más que preparados. Raúl de Tomás es dramaturgo, guionista y productor, así que conoce la importancia de transmitir mediante palabras y espectáculo.

Ángel Torres es ilusionista profesional, por lo que no podíamos estar en mejores manos. Los juegos propuestos en Magic Book son capaces de ilusionar a los escépticos, algo que no es sencillo de conseguir. Sus explicaciones son tan claras que cualquier principiante podrá convertirse en aprendiz de mago.

Lunwerg continúa llenando su catálogo con combinaciones de libros y juegos, como ya ocurrió con Social Book, Escape Room: La conspiración de Wexell, Escape Room Do it yourself y Escape Book. En esta ocasión, no hay grandes quebraderos de cabeza, al menos para continuar, pero sí emoción y satisfacción al resolver los retos.

La magia es el eje central de la obra, terreno al que muchos se habrán acercado en su niñez o incluso en la edad adulta. La unión de todos los elementos que componen el libro, entre los que se incluyen menciones a los magos más importantes de la historia, es capaz de despertar la curiosidad del lector.

La experiencia continuará más allá de sus páginas. Querremos ver las representaciones de los grandes magos de la historia y conocer su trabajo. Maravillarnos con más trucos, aprovechando que aún tenemos la baraja y el péndulo entre las manos.