Un paseo por las redes sociales es suficiente para comprobar como no se habla de otra cosa: la compra de Activision Blizzard, por parte de Microsoft, por un precio de casi 70.000 millones de dólares. Repasamos las consecuencias inmediatas y futuras de esta adquisición.
LA UNIÓN ENTRE MICROSOFT Y ACTIVISION BLIZZARD
Microsoft parece imparable en la compra de grandes compañías de videojuegos. Tras hacerse con Bethesda, repite pasos con Activision Blizzard. El efecto más inmediato es quedarse con Call of Duty, World of Warcraft, Candy Crush, Diablo, StarCraft y Overwatch, entre otras franquicias.
Esta noticia llega tras una época turbia para Activision Blizzard, involucrada en escándalos por acoso. Los cambios que estaban llevándose a cabo en la empresa han culmidado con la propia venta al gigante Microsoft. Cuando el acuerdo esté cerrado, Phil Spencer, CEO de Microsoft Gaming, estará a cargo.
Como señala la compradora, la intención es impulsar el crecimiento de los juegos en móviles, ordenadores y consolas. No se olvidan de hacer hincapié en la importancia de la nube, por lo que es de esperar la llegada de los juegos a Game Pass. Con esta acción, pasa a ser la tercera compañía más grande de videojuegos, por detrás de Sony y Tencent. Además, cuenta con 30 estudios internos dedicados a la creación.
Mientras el mundo debate si las famosas sagas pasarán a ser exclusivas de PC, Xbox One y Xbox Series X/S, Sony ha caído en bolsa. Al fin y al cabo, ¿Microsoft habría gastado tanto dinero para seguir llevando juegos a las consolas PlayStation?
Por el momento, hasta que la operación se cierre (a lo largo de 2023), continuarán funcionando por separado, como hasta ahora. Quizás, Sony y Nintendo aprovechen para elaborar nuevas estrategias con las que seguir protegiendo sus beneficios. Si es que todavía no las tienen.