No te distraigas, no te distraigas, no te distraigas. Vamos, ¿acaso ya no recuerdas esas dos suculentas carpas que te acercaron hasta mí? Hasta abrieron mi apetito y eso que no soy un gato…
Sé que debo conseguirte un ovillo para que te entretengas con él y no te escapes. Estoy en ello, lo prometo, pero no es fácil. ¿No podías ser como esos mininos que ya se lo traen de casa? No te vayas. Acuérdate de todos los mimos. De las caricias. De las miradas de complicidad. Lo suponía: te vas detrás de ese estúpido ratón. Así es Yummy Kitty.
EL PASEO DE LOS GATOS POR VERKAMI
Yummy Kitty es un juego de cartas de 2 a 5 participantes, con competiciones de 10 minutos de duración. Indicado desde los 8 años, lleva la firma de María Alcaraz. Las ilustraciones están a cargo de Oksana Vrzhesnevska.
Estamos ante el nuevo proyecto de PIF Games, la editorial detrás de Captain’s Log y AntaYagí. En esta ocasión, recurre a una campaña de búsqueda de financiación en Verkami para convertirlo en una realidad. Ya ha superado su objetivo, por lo que llegará en septiembre de este año.
Su precio durante la campaña es de 15 euros, en una recompensa que incluye el juego, los extras desbloqueados y los gastos de envío a España y Portugal. Incrementando esta cantidad, podemos sumar una miniatura de Gatito de la suerte, una camiseta, un ejemplar de AntaYagí o los gastos internacionales.
En lo que respecta al juego, los jugadores luchan por atraer al mayor número de gatos a su comedero. O, al menos, a los más valiosos. La historia se remonta a un pueblecito costero, donde los pescadores alimentaban a una camada de gatitos con las sobras de las capturas y los entretenían con ovillos fabricados de cuerdas de sus redes de pesca.
Al crecer, se convertirían en verdaderos cazadores de ratones. Siguiendo la tradición, con la llegada de cada nueva camada iniciamos un proceso de adopción. No veremos los gatos que tenemos en la mano, pero sí los de los oponentes. Competiremos por los puntos a través de la mecánica ‘set collection’.
YUMMY KITTY: UNA PARTIDA
El primer paso es barajar todas las cartas de gato. Por un lado, mostrarán al minino. Por el otro, el alimento, el ratón o el ovillo. Repartimos cuatro por jugador. Las sujetaremos de tal forma que veamos el lado de comida, pero no el de gato.
Las cartas sobrantes se sitúan en un mazo, con el lado de alimento bocarriba. Empieza la partida. Durante su turno, cada participante realizará una acción, a escoger entre tres.
1. Almacenar alimento.
Consiste en tomar las dos primeras cartas del mazo para incorporarlas a la mano. Como ocurrirá en toda la partida, no podremos ver el lado de gato de las cartas de nuestra mano.
Si con esta acción queda a la vista un ratón, el gato de menor valor de la zona (comedero) de cada jugador que no se encuentre protegido por un ovillo se descartará. Debemos saber que algunas cartas tienen el símbolo de ratón en la cara de alimento, en lugar de la carpa.
2. Bajar un ovillo.
Con esta acción, situamos un ovillo en nuestro comedero. Encontraremos ovillos en algunas caras de alimento, en vez de la carpa. Para ser exactos, lo colocaremos en una colonia, a modo de protección frente a los ratones.
Un ovillo protege a todos los gatos que queden debajo. Algunos gatos ya incluyen el símbolo de ovillo, protegiéndose a ellos y a los de la parte inferior. Un comedero tendrá tantas colonias como razas de gato haya. De esta manera, apilaremos a los animales por tipos.
3. Atraer a un gato.
Descartamos las cartas de comida necesarias para atraer a un gato situado en la mano de un rival. Es en su esquina superior izquierda donde se indica el número de carpas necesario. A continuación, lo añadimos a nuestro comedero, ya sea iniciando una nueva colonia o sumándose a una ya existente. Las cartas utilizadas se descartan por la cara de gato.
Un ratón en la mano de un jugador equivale a un alimento de valor 1. Al perder un gato de la mano, recibimos la carta de protección felina. Mientras la tengamos, nadie podrá atraer a los gatos de nuestra mano.
Fin de la partida.
La competición finaliza al agotarse el mazo y cuando alguien no pueda realizar una acción válida. Se cuentan los puntos procedentes de los gatos de cada comedero.
El orange tabby otorga más puntos conforme más gatos de este tipo se tengan (hasta 11). El calicó funciona como un enfrentamiento de mayorías. Quien más tenga de este tipo obtiene 7 puntos; el siguiente 5.
El americano de pelo corto otorga 2 puntos. Además, al añadirlo al comedero, permite tomar una carta del mazo. Por cada siamés, obtenemos un punto (algunas cartas mostrarán más de uno).
El gato negro protege de los ratones. Si quien ha provocado la aparición del ratón tiene un gato negro, coloca al ratón debajo. Cada ratón sumará 2 puntos. Si no tuviera, el siguiente que posea un gato negro será quien se guarde el ratón. Por último, el angora turco no otorga puntos por sí mismo. Funciona a modo de comodín, enviándose a cualquier colonia. Adopta la raza del gato inferior.
Gana quien tenga la mayor puntuación. En partidas a 4 y a 5, podemos añadir las cartas de perro al mazo. Al atraer a un gato, también nos quedaremos con los perros que hubiera en la mano. Quien más perros tenga al final de la partida en su colonia pierde un punto.
YUMMY KITTY: CONCLUSIONES
Estos gatos son unos traidores. Unos egoístas. Cuando huelen la comida bien que vienen, pero es ver un ratón y dejarte tirado. Como si nunca os hubieseis conocido.
Algunos se han quedado. No te vayas a creer que por amor. Los que permanecen aquí son los que estaban entretenidos jugando con los ovillos. ¿A qué se deberá tanto interés? ¿Por qué no disimulan ni lo más mínimo? Un michi, un michi, un michi.
Un gato naranja más y obtendré la máxima puntuación. Los siameses también van a otorgarme una buena cantidad de puntos. Quizás, el americano de pelo corto haga lo mismo. Lo siento, no admito ni un solo gato calicó más. No me mires así. Eres una monada, pero si entras a mi comedero, perderé los puntos que me otorgan los de tu raza. No puedo permitirlo.
Ese encantador angora turco puede servirme para completar el grupo de los naranjas. De acuerdo, entra. Tengo el plan perfecto para la victoria, pero la aparición de un ratón puede echarlo todo por tierra. ¿De verdad van a ser tan miserables de dejarme sin mis adorados puntos? ¿Sin mi amada victoria? Lo dicho, no sé a qué viene tanto egoísmo por parte de estos animales.
Yummy Kitty nace con un lema claro: «sin alimento no hay gatos, sin gatos no hay puntos y sin puntos no hay victoria». Choca con su encantadora estética para presentarse como un juego altamente competitivo y con una elevada interacción entre participantes.
Los ojos de los gatos engañan. Ninguno nos será fiel, por mucho que nos hayamos esforzado en buscarle alimento y unirlo a nuestro comedero. Al igual que miramos por nuestros intereses, los animales también. Nos enseñan que nunca debemos dar nada por seguro y como las sorpresas, para bien o para mal, están a la orden del día.
Partimos de unos turnos estructurados en los que realizar una sola acción. La escogeremos en base al momento y a las circunstancias. Si sabemos «leer» la partida, tendremos mucho ganado. Aunque no precisa de experiencia previa en los juegos de mesa, tendremos cierta ventaja si ya estamos familiarizados con la estrategia.
Por un lado, necesitaremos alimentos. Con una mano vacía, poco o nada se puede hacer. Precisaremos de alimento para atraer a los gatos. No hay acción sin riesgo. De hecho, la opción de almacenar alimento es la que aumenta la aparición de ratones. Y ya se sabe, con un ratón, perdemos un gato del comedero (por suerte, el de menor valor).
Esto nos lleva a la segunda opción: la protección. No estamos ante una unión entre ataque y defensa, pero casi. Así, buscaremos el equilibrio entre acumular gatos y proteger a los que ya tenemos. Los ovillos cuidan de los gatos que haya debajo, de ahí que quedarse los que ya los traen incluidos nunca sea mala opción. Y un gato negro, por favor.
Ahora bien, ¿a qué gato protegemos? A cuantos más podamos conservar con un único ovillo, mejor, ¿pero qué hay de ése que me reportará tantos puntos? Yummy Kitty es un claro ejemplo de como, en esta vida, los sacrificios pueden merecer la pena si se ejecutan con cabeza.
Por su parte, un gato negro puede salvarnos de perder a otro. Al cazar un ratón, nos estará compensando con puntos al final de la partida. Con la tercera opción, la de atraer a un gato, surge el dilema: ¿cuál me quedo? No hay que dejarse llevar por el aspecto encantador de los michis, sino por el interés individual.
La respuesta la tendrá el alimento de nuestra mano. Gastaremos el que tenemos o ahorraremos para ése que tan bien nos cuadra en la estrategia, a riesgo de que otro se lo lleve. A riesgo de que nos dejen sin alimento. Recordemos que lo que yo veo como comida, tú lo ves como gato.
Yummy Kitty huye de las frustraciones absolutas con la carta de protección felina. ¿Cómo funciona? Si nos quitan un gato de nuestra mano, nos la quedamos. Funciona a modo de protección para que nadie pueda robarnos. Va pasando de uno a otro, de tal forma que a alguien no puedan robarle carta de la mano dos veces seguidas. No es válida, por suerte, la estrategia de ir a por quien vaya ganando.
En unos encuentros querremos gatos naranjas. En otros, siameses. Cada gato puntúa de una forma distinta, algo que queda muy bien reflejado en las cartas de ayuda. Desde la segunda partida, podemos dejar a un lado el manual.
El recuento de puntos es una de las partes más emocionantes. Nos daremos cuenta si la gestión, los planes estratégicos y nuestra mala leche (que también la hay) han funcionado. A partir de ahí, es casi seguro que queramos otra partida. Sobre todo, si no hemos ganado.
Con todo ello, Yummy Kitty podría definirse como un juego familiar, fácil de entender y de explicar, así como de transportar. No existe análisis parálisis a pesar de que en ningún momento dejemos de tomar decisiones. Siempre atendiendo a nuestra zona y a la de todos los rivales. Los turnos son rápidos a más no poder.
Está creado para grupos grandes. Funciona a 2 y a 3 jugadores, pero nos estaremos perdiendo cosas. Principalmente, esas cartas de perro, con su punto negativo capaz de lanzarnos de la victoria a la derrota. A dos, no hay protección felina, ya que carecería de sentido.
Por tanto, aunque pueda jugarse en pareja, lo disfrutaremos mucho más con un mayor número de personas en la mesa. Conforme crezca ese número, el caos también lo hará. Gatos que van y vienen. Rabias acumuladas.
El ‘set collection’ es la mecánica que envuelve la experiencia, pero no es la única. Jugamos con las cartas del revés, como ya ocurriera en el clásico Hanabi y cada vez en más juegos. Nos dejaremos guiar por la intuición. ¿Ese traidor está mirando mi carta más de la cuenta? Tengo que gastarla ya.
Aparecen pinceladas de las mayorías, al puntuar el gato calicó. Tal vez, me deje la vida reuniendo esta raza, aunque esté descuidando todo lo demás. Sólo por cabezota. La gestión del riesgo también hace acto de presencia.
No sirve con acumular. Ni conviene acumular alimento ni gatos. El tiempo es muy limitado y cada turno cuenta. Por tanto, necesitamos atraer a los gatos que más cuadren con nuestra estrategia y protegerlos de los contratiempos.
Terminamos con un repaso por la estética. Yummy Kitty podría funcionar con cualquier otra temática, pero la de los gatos le sienta como anillo al dedo. Sobre todo, al saber que llenaremos la mesa de las más adorables criaturas. Tienen el aspecto de peluche, con sus ojos grandes y sus distintas expresiones.
Es un juego independiente del idioma con preparaciones de partida muy rápidas. La ilustración ocupa casi toda la carta. La parte superior muestra el alimento que necesitamos para atraer al gato, su posible habilidad y si ya tiene un ovillo. La inferior es otra guía más de la puntuación.
Es intuitivo a más no poder, por lo que todos nuestros esfuerzos pueden ir orientados a la búsqueda de la victoria. A divertirnos que es, al fin y al cabo, el objetivo que propone y que no tarda en conseguir.
COMPONENTES DE YUMMY KITTY
- 62 Cartas de Gato/Alimento
- 11 Cartas de Perro/Alimento
- 5 Cartas Resumen
- Carta de Protección Felina
- Instrucciones (castellano)
Las fotografías tomadas para esta reseña pertenecen al prototipo, por lo que no reflejan un diseño final.