El juego es una de las mejores formas de aprendizaje para los niños. A través de ello los padres pueden animar al niño a desarrollarse de forma independiente en un entorno en el que no existe una amenaza evidente para él por parte del mundo exterior, y en el que los padres pueden observar al niño en un entorno controlado. Aun así, los padres tienen que supervisar el desarrollo del niño, prestandolo apoyo en situaciones en las que no sea capaz de captar una tarea o un enigma por sí solo, o cuando tiene dificultades con los contactos sociales etc.
Es normal que los padres intenten elegir los juguetes de forma que tengan un impacto positivo en el niño. Dependiendo de su función, un juguete debe ayudar a desarrollar las capacidades sociales, mentales o creativas del niño. Al mismo tiempo, es importante controlar cómo absorbe el niño la información, si los juguetes le aportan el desarrollo deseado y mucho más. Todo esto nos plantea un gran reto: ¿cómo evaluar la calidad y los resultados globales del aprendizaje basado en el juego?
Categorías y grados
Para conveniencia a la hora de evaluar el desarrollo de las habilidades de un niño, sugerimos dividir las habilidades del niño y los juguetes que las desarrollan en tres categorías y, a continuación, considerar cada una de ellas. Al fin y al cabo, las distintas habilidades se desarrollan de forma diferente y al evaluar su desarrollo, es necesario prestar atención a distintos criterios y matices. Además, conviene considerar qué juguetes serán más eficaces para enseñar al niño.
En primer lugar, podemos considerar el desarrollo de las capacidades mentales del niño. Es decir, la capacidad de resolver problemas, construir cadenas lógicas y sacar conclusiones basadas en un conjunto de hechos. Es muy serio e importante que un niño tenga un desarrollo intelectual estable. Por regla general, las bases para ello son diversos rompecabezas y constructores. Es decir, juguetes destinados a estimular al niño a pensar. ¿Cómo evaluar su eficacia? La respuesta más obvia son los resultados de la actividad del niño en la guardería o el colegio. Pero además, puedes intentar darle cada vez puzzles más y más complejos y controlar cómo los afronta. Además, siempre queda la forma más fácil y quizá la mejor: hablar con tu hijo. Podrás evaluar cómo razona y, a partir de ahí, sacar conclusiones sobre su desarrollo intelectual y, por tanto, sobre la calidad de los juguetes adecuados.
Lo siguiente es el desarrollo de las habilidades sociales. Para un niño pueden ser tan importantes como las intelectuales. La capacidad de socializar y comprender el funcionamiento de las relaciones humanas es lo que determina si un niño será capaz de llevarse bien con sus compañeros, hacer amigos, llevar una vida personal, etc. Exactamente en la infancia cuando se sientan las bases de nuestros patrones de comportamiento, que desempeñarán un papel importante a lo largo de nuestra vida. Para desarrollar estas habilidades, al niño pueden ayudar las juguetes que parezcan personas o animales. Por su naturaleza los niños impresionables son propensos a atribuir a esos juguetes las cualidades de los seres vivos, así como a imaginar diálogos, compañerismo, relaciones con ellos. Con ellos pueden poner a prueba sus habilidades sociales sin riesgo de hacer daño a una persona real o de hacerse daño ellos mismos. Los padres por su parte pueden vigilar los comportamientos negativos y ayudar al niño a afrontarlos y deshacerse de ellos. Por tanto, en este caso, el bien será el juguete en el que el niño creerá. Con cuyos «sentimientos» el pequeño se considerará.
La creatividad, las capacidades creativas también son muy importantes. Puede parecer que son secundarias, en relación con la empatía o la racionalidad. Pero estamos seguros de que no lo son. Aquí también son importantes los juguetes apropiados y la atención de los padres. El hecho es que es la creatividad la que ayudará al niño a comprender y expresar sus propios sentimientos. Y esto no sólo tiene un impacto positivo en la salud psicológica del niño, sino que también será útil en los aspectos sociales y laborales de su vida.
Para el desarrollo de la creatividad los más útiles serán aquellos juguetes que no den una solución prefabricada ni supongan ningún requisito para el niño. Varios cubos, plastilina y muchas otras cosas pueden permitir al niño mostrar su creatividad. La prueba de la eficacia en este caso se debe al interés del niño, su inmersión en el proceso creativo. También es una gran oportunidad para que los padres controlen la salud psicológica de sus hijos, detectar a tiempo si hay alguna frustración o problema psicológico y ayudarles a aprender a expresar sus sentimientos de forma positiva.
Atención y apoyo como base de un desarrollo sano
Los juguetes y el juego son muy importantes para la vida sana y desarrollo de un niño. Creemos que la mayoría de los padres quieren que sus hijos crezcan emocionalmente sanos, inteligentes, abiertos y no traumatizados. Por eso es tan importante elegir los juguetes adecuados que ayuden al niño en sus primeros años. Pero es preciso recordar que es sólo material auxiliar, pese a que es muy significativo. Lo más importante es la atención y la apertura de los padres. Los padres deben sentir el estado de ánimo y las necesidades de su hijo, deben estar dispuestos a apoyarlo y protegerlo, respetando al mismo tiempo sus sentimientos y sus límites personales. Es muy difícil y requiere mucha responsabilidad y paciencia pero nos gustaría creer que en el mundo actual los padres intentan ser más sensibles a las necesidades de sus hijos.
Creemos que cada año, cada generación, los padres tienen más y más oportunidades de ayudar a sus hijos de muchas maneras diferentes. Es estupendo que las generaciones futuras puedan crecer sanas y bien formadas.