Si pensamos en virus, lo primero que nos viene a la cabeza son los correos electrónicos que animan a descargar un elemento. Los archivos que llegan al dispositivo de formas muy diversas. Los mensajes al móvil que incitan a pinchar en un determinado enlace. Sin embargo, ¿sabías que los videojuegos con virus también existen? Te contamos qué juegos no se libran y las formas de evitarlos.
LOS VIDEOJUEGOS, UN PLACENTERO HOGAR PARA LOS VIRUS
Un virus es capaz tanto de sustraernos preciada información personal (datos bancarios incluidos) como de ralentizar y arruinar nuestro equipo, con su obligada limpieza exhaustiva y su formateo. Es más que capaz de fastidiarnos el día. La semana. El mes. Por suerte, existen formas de evitarlo. Y no nos referimos, precisamente, al adhesivo colocado en la camarita del portátil.
Un buen antivirus nos permite respirar tranquilos mientras navegamos o descargamos archivos. Es el caso de Panda Security. Únicamente tenemos que preocuparnos de elegir el plan que mejor se adapte a nuestras necesidades y los posibles módulos de protección que queramos añadir. Ya será su tarea detectar cualquier riesgo, imperceptible por el ojo humano.
Al igual que no nos introduciríamos en una sala con personas contagiosas de un virus, sin ningún tipo de protección, tampoco es lógico tener un dispositivo sin antivirus. La red está repleta de contenido malicioso que nos afecta a todos. Incluso aunque no descarguemos películas ni música. Incluso aunque sólo utilicemos el equipo para jugar.
Los videojuegos no se libran de los odiados virus. Los ciberdelincuentes son conscientes de la alta demanda del sector, por lo que también cuelan su ‘malware’ o programa malicioso en títulos de todos los géneros posibles. Para que todos seamos personas de riesgo. No queremos asustarte ni que dejes de jugar. Simplemente, advertirte de los peligros para que andes con cuidado.
¿Por qué pagar por un juego si puedo encontrarlo gratis?
Los ciberdelincuentes cuelan sus virus en videojuegos oficiales y versiones no oficiales. Centrémonos, por ahora, en los primeros. Las grandes compañías invierten tiempo y dinero en asegurar a los usuarios juegos libres de riesgo. Son, en cierta manera, un sello de garantía.
Acudimos a la tienda de confianza y adquirimos el famosísimo Minecraft. ¿Hay peligro? No. El problema llega con la cada vez más frecuente implicación de los jugadores en el desarrollo. Podemos aportar nuestra creatividad y sumar contenido que otros jugadores aprovecharán. Hasta aquí todo maravilloso. Es una forma de alargar la experiencia y conseguir la ansiada rejugabilidad infinita.
Por desgracia, no todos tienen las mismas intenciones. Hay quienes aprovechan los llamados ‘mods’ para colar los virus, disfrazados de huevos de pascua. Y ya hemos visto lo que eso conlleva. El multijugador masivo ha ganado a las aventuras en solitario, traduciéndose en una puerta abierta para los ciberdelincuentes. Minecraft se ha visto afectado, así como Fortnite, PUBG, Among Us o las sagas de Los Sims y FIFA.
Las versiones de ordenador son susceptibles de ser infectadas; las de móvil también. No bajemos la guardia en ningún dispositivo. Eso no quita que nos alejemos de nuestros juegos favoritos. Para nada. El contenido oficial es seguro. Si vamos a modificarlo, es ahí cuando conviene ser precavidos. Leer los comentarios de otros usuarios ante cierto ‘mod’ puede ser un primer paso.
Por otro lado, encontramos versiones no oficiales. Como en el caso anterior, la comunidad crea contenido buenísimo. De una calidad espectacular. ¿Quién no ha pensado que las versiones de Pokémon no oficiales superan a las actuales? Es cierto, pero ocurre lo mismo: todo agujero es aprovechado para introducir contenido que nos espirará y robará datos.
No necesariamente el creador es el que introduce los virus, ni mucho menos. Sin embargo, al no contar con los mismos dispositivos de seguridad que las grandes compañías, es frecuente que sirvan como alojamiento para los programas maliciosos. El juego puede estar infectado.
Si bien en estos casos también tenemos que andar con cuidado, en los que haremos saltar todas las alarmas son en las versiones gratuitas de juegos de pago. Si encontramos el éxito del momento, valorado en 60 euros, de forma gratuita, es que hay algo detrás. Ya te imaginarás de qué se trata. Nadie ofrece algo sin costes a cambio de nada.
Las mejores formas de estar protegidos
El antivirus es básico para estar protegidos mientras jugamos, escaneando y neutralizando amenazas sin descanso. Sobre todo, no te olvides de él si vas a optar por una experiencia en línea. Necesitarás redes seguras y protegidas con VPN.
Si además aplicas los siguientes consejos sobre cómo proteger tus datos bancarios, mejor que mejor. Empezamos por lo básico: no dar tus datos personales a nadie ni, por supuesto, contraseñas. Puede ser de cajón, pero hay perfiles tan bien logrados que nos harán preguntarnos si, realmente, Steam nos estará preguntando por nuestra contraseña. Recuerda: ninguna plataforma te la pedirá nunca.
- Reducir las cuentas compartidas. Confías en tu colega del alma y sabes que nunca te haría nada malo. ¿Pero realmente él está tan preocupado por la seguridad como tú? Con cada persona que sumemos, se incrementarán los riesgos. No todos tienen antivirus, por lo que tus datos peligran hasta en el ordenador de tu chico que está en Zamora.
- No descargar de sitios no oficiales. Sabemos que tienes muchos gastos y que los videojuegos llegan a tener precios desorbitados. La tentación de las descargas gratuitas es grande, pero es preferible esperarte unos meses a que ese juegazo baje de precio a llevarte un buen puñado de virus. Tú mismo habrás dado permiso para su instalación.
- Recurre a la doble autentificación. Son muchas las plataformas que te ofrecen la doble autentificación. Te llevará unos minutos, pero merecerá la pena. El reconocimiento facial y los códigos alfanuméricos te evitarán más de un disgusto.
- Utiliza las tarjetas recargables o físicas. Es muy cómodo tener tu tarjeta dentro de la plataforma para que puedas comprar tu juego en un solo clic. Sin embargo, conlleva un riesgo. Lo ideal es que la elimines de todos los sitios en los que la hayas introducido y hagas uso de las tarjetas recargables o las físicas que encontrarás en las tiendas de confianza de tu ciudad. Con un código habrás pagado, por lo que no existirá ninguna vinculación con tu tarjeta. Seguro que, a partir de ahora, le verás más utilidad a esas tarjetas de 20 euros en Google Play que cuelgan del hipermercado.
- No compres cuentas. El ‘malware’ está presente en la venta de juegos, pero también de cuentas. ¿Quién no ha visto alguna vez, una cuenta de Fortnite con preciosos trajes a la venta? ¿Una en PlayStation Store plagada de juegos? Puede contener virus (nunca sabrás el recorrido que lleva). En el mejor de los casos, la compañía te la bloqueará al cabo de un tiempo y habrás perdido el dinero que pagaste por ella. No se trata de usuarios que se pasan los días jugando para, después, vender sus esfuerzos, sino generalmente de cuentas robadas cuyos dueños legítimos podrían reclamar.
Debes saber que las grandes compañías no se libran de los ataques. CD Projekt, Electronic Arts, Sony y Riot Games han sido víctimas. No son pocas las que han comunicado a sus usuarios como sus datos personales han sido robados. En estos casos, poco podemos hacer. Nos queda cambiar contraseñas, sobre todo si tenemos la misma para diferentes lugares, y revisar nuestras cuentas bancarias para informar a la entidad de cualquier movimiento anormal.
Volvemos a hacer hincapié en que no te obsesiones con todo esto, pero en que jamás bajes la guardia. Juega. Juega mucho. Disfruta, pero no estés ni cinco minutos sin protección. Desconfía de todo lo raro que llegue y, si puedes, informa a la compañía de ello para contribuir a que toda la comunidad disfrute de una experiencia con videojuegos sin virus.