Mercurio estrena ¡Cabanga!, un nuevo juego piscinero

¡Cabanga!

¡Cabanga! ya es una realidad, de la mano de Mercurio. La editorial aprovechó la Feria de InterOcio del pasado mes de marzo para presentar esta novedad. Tal y como informa, esa presentación fue un éxito.

 

¿CÓMO SE JUEGA A ¡CABANGA!?

¡Cabanga! es un juego de cartas de 3 a 6 participantes, indicado desde los 8 años, con competiciones de 20 minutos de duración. Se trata de una creación de Michael Modler, ilustrada por Kreativbunker.

En el gráfico que acompaña la parte inferior de la caja se indica que estamos ante un reto familiar, con altas dosis de azar y con una jugabilidad turbulenta. Recurre a unas reglas sencillas basadas en elegir fila, jugar carta y, si hay hueco, gritar «¡cabanga!».

Este juego piscinero consta de 84 cartas y de un manual en castellano. El objetivo es quedarnos sin cartas antes que los rivales. Daremos por terminada la ronda. Los rivales anotarán los puntos negativos procedentes de las cartas que les queden en la mano. Comenzamos una nueva ronda. Cuando al final de una alguien lleve acumulados 18 puntos, ganará el que menos tenga.

¡Cabanga!

Ahora bien, ¿cómo se juega? El primer paso es colocar las cuatro cartas de fila en el centro. Barajamos las de inicio y situamos, al azar, dos entre cada carta de fila. Creamos el mazo de número y entregamos ocho por persona. Conformarán la mano.

Durante su turno, el jugador bajará una carta de su mano a una fila del mismo color. La dejará encima de uno de los números, sin importar el valor. Así, podrá haberse creado un hueco entre los números a un lado y otro. Si esto ocurre, los demás gritarán «¡Cabanga!». Podrán lanzarse al jugador en turno todas las cartas de su mano que tengan cabida en ese hueco de números, siempre que coincidan en color.

Por ejemplo, si en la fila roja hubiese un 16 a la izquierda y un 13 a la derecha, cabrían un 14 y un 15. Las cartas jugadas por los rivales se descartan. Como penalización, el participante en turno roba del mazo el mismo número de cartas.

Pasa el turno al siguiente, repitiendo la misma mecánica. Eso sí, el nuevo jugador robará una carta del mazo si baja una del mismo color que la persona anterior. Cuando alguien se quede sin cartas al final de su turno, siempre y cuando no tenga que robar como consecuencia de un «¡Cabanga!», la ronda termina. Serán los símbolos de las cartas que conservemos en la mano los que se traduzcan en puntos negativos.