Una manzana cae de un árbol, mientras que una niña se esconde y burla a los guardias para hacerse con ella. Una asesina va en busca de su destino. La pequeña llega a un cementerio, perseguida por un atento guardia. La asesina ve a un soldado atacando a una niña, pobre e indefensa.
El guardia muere y la asesina tendrá que llevar consigo a la niña y su manzana. En Shadwen, el objetivo es acabar con el rey. Por el camino, una asesina aparentemente despiadada, en manos del jugador, se encontrará con Lily, una joven a la que tendrá que proteger.
La misión de dar muerte al monarca se torna aún más difícil. Ya disponible desde hace unos días en Steam y PS4, analizamos en profundidad esta aventura.
EL TIEMPO Y EL SIGILO
Shadwen es una aventura en la que el sigilo es su principal elemento. Partiendo de ello, ofrece la posibilidad de matar o de evadir a los enemigos. Como punto fuerte, permite crear armas y herramientas propias. Eso sí, los materiales con los que debemos construir estas herramientas de «trabajo» son difíciles de conseguir.
Esta apuesta hace del tiempo un juguete en las manos de los jugadores, ya que podemos manejarlo a nuestro antojo. Frozenbyte, desarrolladores del título, utilizaron este elemento para diferenciarlo del resto de juegos en su presentación.
Si el jugador no se mueve, el tiempo se para. Si avanza, el tiempo también lo hace. Además, existe la posibilidad de retroceder con total libertad. Una característica diferente, pero con sus consecuencias buenas y malas.
Para avanzar por los escenarios recurriremos a un gancho, más concretamente, para movernos por lugares altos. Será en el primer nivel del juego donde podremos fabricarlo y alcanzar así banderas o la parte superior de las casas y estatuas.
Esta habilidad se combina así con esa posibilidad de manejar el tiempo y de estudiar la situación para hacer lo correcto.
¿TRAUMATIZAMOS A LA NIÑA?
Dentro de Shadwen, es posible dar muerte a nuestros enemigos o despistarlos para seguir con la aventura sin quitar la vida a nadie. No sólo necesitaremos hacer avanzar a la protagonista, puesto que es preciso hacer que la torpe y precipitada Lily (la niña) avance.
Si elegimos matar, tenemos que tener cuidado para que la pequeña no vea cadáveres, pues se mosqueará. Tendrá una opinión nefasta de su cuidadora y le será complicado cogerle cariño o confiar en ella. Sin embargo, siempre podemos escoger el «camino de la muerte» sin que la niña se entere. Para ello, basta con esconder los cuerpos sin vida entre matorrales o paja.
En el camino de la evasión, hay que evitar ser vistos a través de distintas distracciones. Mover un barril, empujar paja, romper madera, golpear el vino o incluso lanzar el gancho de la mano y mover un objeto a distancia son algunas de las posibilidades que se presentan.
En cualquiera de las opciones, es preciso tener en cuenta que la inteligencia artificial no es demasiado avispada. Resulta sencillo distraer, ya sea para matar a los guardias o para esquivarlos.
Si aún así no hemos sido capaces de continuar y nos han pillado, siempre podemos retroceder todo lo que queramos en el tiempo y probar así una nueva estrategia. Por tanto, el ‘Game Over’ no existe en Shadwen.
SHADWEN: CONCLUSIONES
Shadwen tiene aspectos positivos y negativos. Comencemos por la repetición de cada nivel. Siempre que nos enfrentamos a un nuevo nivel, da la sensación de que es muy parecido al anterior. Hay mucha libertad para decidir qué hacer o para manejar el tiempo, pero se apuesta poco por la de movimiento. El espacio por el que moverse es muy limitado.
Verticalmente, la cosa cambia. Es posible trepar ayudados del gancho, que permite realizar todo tipo de diabluras que le hacen mucho bien a Shadwen. Su jugabilidad, además, es bastante buena. No olvidemos que es un juego independiente y que no cuenta con el presupuesto de los grandes.
Su precio tampoco es excesivo: 16,99 euros en las dos plataformas. El punto que más cojea es, sin duda, la inteligencia artificial, que no acaba de dar respuestas sensatas a las acciones que se suceden en el juego. Lily anda a sus anchas, sin mucho sentido en varias ocasiones y los guardias no tienen comportamientos realistas.
La historia misma del juego no está potenciada al máximo, pero es un mal menor. Por último, la no limitación del retroceso del tiempo es algo que, a la larga, acaba perjudicando.
Eso sí, Shadwen ha acertado rotundamente en añadir mods en su versión de Windows, Mac y Linux, en la que los jugadores podrán dar un añadido extra a este título, que puede ofrecer una experiencia notable al jugador durante unas cuantas horas.
Ese sigilo, la exploración y la acción en tercera persona, junto a su estética, recuerdan, inevitablemente, a los primeros títulos de la saga Assassin’s Creed.
Análisis realizado con la versión de PS4.
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