¿Cómo conseguimos que las cartas verdes tengan el mismo valor que las azules y que, a su vez, todas sumen 15? Dos de las cartas verdes tendrán que estar adyacentes. Por si no fuese suficiente, las cartas rojas deberán sumar el doble que las verdes. Esta locura forma parte de Misión Cumplida, un nuevo juego de cartas.
EL ROBOT DE ÚLTIMA GENERACIÓN BZ1
Misión Cumplida es un juego de cartas de 1 a 4 participantes, con retos de 20 minutos. Indicados a partir de los 8 años, es una creación de Ken Gruhl. Zacatrus! y BrainPicnic adquieren la licencia de Gamewright para su publicación en castellano, con un diseño de Manu Palau.
Ya se encuentra disponible, a un precio de 9,95 euros. Se presenta en una caja de pequeño tamaño, con las mismas dimensiones que Misión Secreta. Ambos títulos inauguran una nueva serie de juegos independientes. Comparten temática, aunque apuestan por mecánicas muy diferentes entre sí.
Sin ir más lejos, volvemos a encontrarnos con el robot de última generación BZ1. Si en Misión Secreta nos encargábamos de su construcción, ahora tenemos que resolver todas las misiones que nos propone, poniendo a prueba nuestra capacidad para trabajar en equipo.
MISIÓN CUMPLIDA: UNA PARTIDA
Se barajan las cartas numeradas para entregar cuatro a cada participante. Se dejarán otras cuatro visibles, en el centro de la mesa y junto al mazo. Se toman tantas de misión como correspondan al número de jugadores y a la dificultad escogida. Se revelan cuatro, dejándolas junto a su montón.
Durante su turno, cada jugador tendrá que colocar una de las cartas de su mano sobre una de las cuatro visibles. Para ello, deberá coincidir en color o en número con la visible de esa pila. Termina robando una carta del mazo. Pasa el turno al de la izquierda.
Se repite la misma mecánica hasta que una de las cuatro misiones visibles se cumpla. Se retira esa carta, para dejarse en la zona de misiones cumplidas, y se muestra una nueva. La comunicación está permitida, aunque sin informar acerca de las cartas que se tienen en la mano.
La partida llega a su fin al completarse todas las misiones, con el éxito para el equipo. La derrota aparece cuando alguien no puede colocar una carta en su turno o al quedar misiones por cumplir una vez que se han agotado el mazo de robo y las cartas de la mano.
MISIÓN CUMPLIDA: CONCLUSIONES
Un juego cooperativo es aquél que nos enfrenta contra el sistema. Tiene que conformarse como un verdadero reto, puesto que de resolverse en una primera partida, quedaría inservible. Misión Cumplida se suma a la fórmula, ofreciendo cuatro niveles de dificultad y variantes.
La rejugabilidad también aparece con el azar en la extracción de cartas. Así, el éxito en una partida no garantiza la victoria en las siguientes. Las numerosas combinaciones entre misiones y números crean desafíos muy distintos unos de otros. Además, no todas las misiones se utilizarán en una partida. La larga vida del juego queda más que resuelta.
Al igual que ocurría con Misión Secreta, se apoya en una estética sin distracciones. No consta de ilustraciones complejas, sino de cartas donde el color y el número son los únicos protagonistas. En las de misión, el texto se acompaña de una representación gráfica de lo que se está pidiendo y de una ayuda para los colores.
No menos importante es la apuesta de la simbología en esta serie de juegos. No sólo sirve para trasladarnos a un mismo universo, sino para guiar a las personas con problemas de daltonismo. Los cuatro colores cuentan con cuatro símbolos que permiten distinguir, sin problemas, unos de otros.
La sencillez en cuanto a diseño se acompaña de unas reglas simples y claras. Tomando como referencia el clásico UNO, en nuestro turno bajaremos una carta del mismo número o del mismo color que una de las visibles. Esta mecánica permite que cualquier jugador, sin importar su experiencia, pueda disfrutarlo al máximo.
Sin embargo, la simplicidad no se mantiene en toda la partida. Por suerte. Si Misión Cumplida cuenta con una estética y con una mecánica tan intuitivas es para que podamos centrarnos en la resolución de misiones. No es algo fácil.
La combinación entre unas y otras será el primer signo de su dificultad, aunque variará de un reto a otro. En determinados momentos, encontraremos misiones que se complementan. En otros, todas serán opuestas.
Podremos completar varias al mismo tiempo, con la alegría que supone beneficiarse de los combos planificados o inesperados. Lo habitual será que unas anulen a otras, de tal forma que no puedan completarse a la vez. ¿La solución? Centrarse en una o en dos y, después, resolver las demás.
En su modalidad en solitario, será el único jugador quien escoja cuáles ir resolviendo. También tendrá cuatro niveles de dificultad, en los que enfrentarse cada vez a un mayor número de misiones (sin variar el número de cartas numeradas). Podrá, además, jugar con un cronómetro.
No se enfrentará a retos sencillos, pero sí que tendrá cierta ventaja sobre los encuentros cooperativos. La comunicación está permitida (y recomendada), excepto para desvelar las cartas de la mano. Podremos anunciar qué misiones podemos completar o en qué pilas nadie debería jugar una carta. Aunque, en la práctica, no sirva para mucho.
Nuestra felicidad, al ver como podemos completar una misión, puede fastidiar la jugada del siguiente. Pondremos cartas sobre pilas, truncando elaborados planes. Aunque atendamos al bien común, en ocasiones resultará inevitable destrozar el escenario. Recordamos que, si no colocamos una carta por turno, habremos perdido…
Al no disponer de un plan claro (no siempre las cartas de la mano nos sacarán las castañas del fuego), no es mala idea jugar una carta idéntica a una de las visibles. De esta forma, no estaremos entorpeciendo la partida.
Un reto será más que suficiente para comprobar lo complicado que es finalizar con éxito. Necesitaremos de un análisis exhaustivo de la situación, de una eficaz gestión de unas cartas limitadas y de una buena coordinación entre todos los participantes. Si uno de estos puntos falla, habremos fracasado.
La forma de jugar de los demás y la solidaridad propia del trabajo en equipo también determinarán el resultado. Es recomendable incrementar el nivel de dificultad sólo cuando hayamos logrado, al menos, una victoria.
Si el modo locura, con su extremada dificultad, no es suficiente o si queremos añadir más nervios y presión, podemos recurrir a la variante A toda velocidad. Haremos uso del cronómetro del móvil para completar todas las misiones en cuatro minutos. El caos dominará estos encuentros, donde los turnos se pierden. Todos podrán colocar cartas en cualquier momento.
Otra de las variantes pasa por la prohibición de toda comunicación. Esta ausencia de palabras podrá aplicarse en cualquier nivel o incluso combinada con A toda velocidad. ¿Y si queremos menos dificultad?
Los más pequeños o los que no consigan terminar con éxito una partida pueden jugar con las cartas descubiertas, eliminándose cualquier restricción de la comunicación. También es una buena forma de iniciarse en el juego, como adelanto a todo lo que está por venir.
Misión Cumplida es un reto muy exigente, capaz de enamorar a los amantes de la cooperación y de los juegos en solitario. Se convierte en una de las novedades más divertidas, ya que las risas aparecen incluso en los momentos de máxima concentración. Llega en el mejor momento, de cara a las cenas navideñas.
Las reglas clásicas se han utilizado para dar forma a una original propuesta, cuyo eje central son las misiones. La observación e incluso la rapidez entran en escena junto a la mirada en perspectiva y a la estrategia. Probarlo una vez implica quedarse con ganas de más, independientemente del resultado.
Por descontado, los reproches están a la orden del día, propios de los momentos frustrantes. No existe efecto líder, por lo que cada jugador será responsable de su toma de decisiones y del destino del grupo. Sin presión…
COMPONENTES DE JUEGO
- 56 Cartas de Número/Color
- 54 Cartas de Misión
- Instrucciones (castellano)
One thought on “Misión Cumplida, uno de los desafíos más exigentes del momento”
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