De los arcades a los hogares, el gran golpe de los videojuegos de lucha

videojuegos de lucha

La industria del videojuego es ya un titán imparable. Es imposible hablar de avances tecnológicos sin mirar a ámbitos como el juego en smartphones, los Esports o la nueva generación de consolas. Todo fruto de un sector que empezó a arrancar a finales de los 70 y que, allá por los 90, tuvo una de sus grandes explosiones con un género muy concreto: los videojuegos de lucha.

Para este post hemos recurrido a Denis, de Espíritu Gamer, quien nos ha ilustrado en la historia del sector y nos va a introducir un poco en los comienzos del gaming y, sobre todo, en dos grandes hitos del género de la Lucha. En su web, Espíritu Gamer, puedes encontrar información de mucho valor relacionada con el mundo del gaming. Échale un vistazo porque te puede sorprender. Ahora sí, vamos a analizar el impacto que tuvieron Street Fighter 2 o Mortal Kombat en los juegos de lucha.

 

Street Fighter y Mortal Kombat, peleas de las recreativas a las videoconsolas

Trasladados a cómics, a series de televisión y hasta el cine, con alguna película muy cercana a su estreno en 2021, Street Fighter 2 y Mortal Kombat han sido los títulos que marcaron la trayectoria de este tipo de juegos.

En los juegos de lucha, la meta es clara. Dos personas se enfrentan en combate, sea con sus puños y pies o con armas, hasta que uno de los dos cae. Con toda clase de artes marciales, y con unas reglas que se rigen por tiempo y vida del rival, su premisa es muy sencilla, pero también adictiva. Street Fighter, o SF; y Mortal Kombat, o MK, hacían justo eso, pero era su fórmula y su puesta en escena lo que marcó a toda una generación.

El primero, de Capcom, tuvo su gran golpe de efecto con Street Fighter 2, lanzado en 1991 en arcades japonesas. El segundo, de Midway Games, desembarcó también en arcades en 1992. Uno con estética de cómic, golpes fantásticos y un grito que sigue siendo famoso a día de hoy: «Hadoken». Otro, mucho más realista y violento, que popularizó el término de «Fatality» y más polémica trajo consigo.

El impacto de Street Fighter

Street Fighter, o más bien Street Fighter II, puede catalogarse como el germen de las competiciones de videojuegos modernos, como el padre de lo que hoy conocemos como Esports. Su popularidad en los salones arcade de Japón fue descomunal en su lanzamiento, ya que permitía enfrentar a jugadores entre sí sin verse las caras.

Eso, sumado a una enorme profundidad de juego, con movimientos complejos que requerían realizar toda clase de maniobras con el stick y los botones, con un reparto de lo más variado. Personajes con habilidades únicas, acompañados de animaciones y melodías que entraban por la vista y los oídos, hasta con representantes de diferentes países entre los que había un luchador con kimono blanco de Japón o una bestia eléctrica de Brasil. Era original, pero sobre todo divertido y competitivo.

Tanto es así, que las grandes compañías de videojuegos no tardaron en ver su potencial. Lo que era ya una fiebre en los salones de arcade de Japón poco a poco se fue extendiendo a otros países, hasta que Nintendo decidió que su consola, Super Nintendo, debía tener una versión propia en 1992. Ahí terminó de explotar en todo el mundo, llevando la experiencia de los salones de recreativas a los hogares, permitiendo jugar con amigos y familia en el sofá.

A eso seguirían numerosas iteraciones, grandes competiciones mundiales, películas como la protagonizada por Van Damme y una escena competitiva que a día de hoy sigue al pie del cañón con Street Fighter V. Su influencia, sin duda, marcó al género.

El boom sangriento de Mortal Kombat

La historia de Mortal Kombat es algo más turbia. La premisa de John Tobias y Ed Boon era la de conseguir gráficos realistas usando capturas de movimiento de actores reales. Sus gráficos digitalizados impactaban a comienzos de los 90, pero más impactaba su fórmula. La sangre salía a borbotones de los enemigos y los ataques más poderosos eran capaces de decapitar o desmembrar a rivales.

Una apariencia que impactaba por lo grotesco, pero que detrás tenía también un sistema de juego totalmente adictivo y competitivo. Tanto, que a día de hoy podemos hablar de un Mortal Kombat 11 que ha protagonizado algunas de las competiciones más grandes del género de lucha.

El nacimiento de esta saga es doblemente importante no solo por lo que supuso para el género, sino para lo que supuso para el videojuego. Lo violento de sus combates hizo que se empezaran a estudiar mecanismos de control y regulación de contenidos, que se diera forma a un sistema de calificación por edades. Porque los videojuegos empezaban a explorar otros frentes y otros públicos más allá del infantil.

Dos juegos con una influencia innegable para el sector y para el marco en el que se ubicaban. A día de hoy, son todo un icono, y están más vivos que nunca.