Vegetasaurus Rex, las huellas del pasado y las mecánicas del presente

juego de mesa dinos

La vida. ¿Cómo que la vida? ¿Qué clase de excusa es ésa? Hace semanas, te conté lo mucho que me encantaba esa planta. Me la has robado. Hace años, te mencioné mi pánico absoluto por el T-Rex. Lo has mandado hacia mí.

Parece que has olvidado demasiado pronto nuestro enfrentamiento contra la bestia. Nuestra unión de fuerzas fue tan efectiva que nos hicimos con la victoria en un periquete. Me borraste todo el miedo que llevaba en el cuerpo. Hoy, esa seguridad se cambia por traición. Ya sabía que no iríamos de la manita en plena competición, pero no eran necesarios tantos pisotones. Así es Vegetasaurus Rex.

 

EL INICIO DE LA CAMPAÑA EN VERKAMI

Vegetasaurus Rex acaba de iniciar campaña de búsqueda de financiación en Verkami. Necesita 2.500 euros para convertirse en una realidad, en junio de este año.

Su precio durante las primeras 24 horas es de 25 euros, en una recompensa que consta del juego y de unas piezas de madera para los dinosaurios, además de los gastos de envío a la Península. Durante el resto de campaña, podrá adquirirse por 26 euros, sin esas piezas de madera. Eso sí, podrán sumarse por separado a las recompensas, junto a otros extras como una torre de dados.

La trama nos sitúa 70 millones de años atrás, codeándonos con dinosaurios herbívoros. Nos pondremos en la piel de uno de los más exigentes, que hacía de sus almuerzos un auténtico festín de plantas. Así, reuniremos ingredientes para preparar las recetas más suculentas. O, al menos, las que mejor se adapten a nuestros planes.

Creado e ilustrado por Pedro Domínguez (El Amo del Calabozo), con un diseño de Brer Ballesteros, es un juego de mesa que podrá disfrutarse entre 1 y 4 jugadores, en partidas de 30 a 40 minutos de duración. Indicado desde los 6 años, cuenta con diferentes modalidades (infantil y cooperativa incluidas). Lleva el sello de EsDJuegos.

 

VEGETASAURUS REX: UNA PARTIDA

Antes de empezar, preparamos el escenario. Colocamos el tablero en el centro, por su cara de cien casillas, junto a los dados y a las cartas de acción y receta, con tres visibles.

Formaremos la reserva de ingredientes, con tantas fichas de cada tipo como personas haya. Tomamos una de cada, de las sobrantes, para enviarlas a los espacios azules del tablero, bocarriba.

Cada jugador escoge un dinosaurio, colocando su peón fuera del tablero. El de T-Rex también se deja ahí. Entregamos tres cartas de acción por participante y el marcador de jugador inicial. Arranca la competición. El turno de cada jugador consta de tres fases.

Vegetasaurus Rex

1. Movimiento

El inicial lanza los seis dados para quedarse con dos resultados. El de su izquierda toma otros dos. Respetando el orden de turno, cada uno de los otros jugadores se queda con uno.

Con los dados escogidos, podremos mover al dinosaurio propio por el tablero, sumando, restando o multiplicando resultados. También podrán utilizarse por separado para realizar dos movimientos completos. Se seguirá un mismo sentido o se cambiará para cada movimiento.

En el tablero encontramos atajos, representados mediante huellas. Tienen un coste de dos movimientos: uno para entrar y otro para salir. Por su parte, el lago central es una zona de intercambio de ingredientes, ya sea con los rivales o con la reserva. Cada vez que queramos intercambiar, es preciso salir y entrar.

Sólo podremos atravesar las líneas discontinuas. Al terminar el movimiento en una casilla con ingrediente, tomamos el equivalente de la reserva. Si donde terminamos es en el espacio de un oponente, le robaremos un ingrediente (si éste ya estaba en una casilla con ingrediente, escogemos entre robarle uno a él o tomar el correspondiente a ese espacio).

Únicamente con un resultado de ‘6’ podremos desplazar al T-Rex (o, como hasta ahora, seguir desplazando al dinosaurio propio). El T-Rex se enviaría a una casilla con ingrediente, quedando bloqueada. Mientras se encuentre ahí, sólo podrá obtenerse mediante intercambio en el lago o robo.

Si tras mover al T-Rex cae a una casilla ocupada por un dinosaurio, su propietario devuelve a la reserva un ingrediente a su elección. El dinosaurio es expulsado del tablero.

Vegetasaurus Rex

2. Hora de comer

Esta fase permite tomar tantas cartas de receta como podamos completar. Cada una muestra los ingredientes que debemos devolver a la reserva para incorporarla a nuestra zona. Se reponen los espacios dejados.

3. Robo

El jugador en turno roba tantas cartas de acción como necesite para completar su mano de tres cartas. Podrá descartar las que quiera para obtener el mismo número.

Las acciones funcionan como ventaja o para ralentizar a los contrincantes. No hay límite al número de cartas a utilizar por turno. Permiten volver a lanzar dados, realizar movimientos adicionales, proteger ingredientes, desplazarse hasta el lago, atravesar líneas continuas, mover al T-Rex, robar una carta de acción a un rival o cancelar acciones, entre otras posibilidades.

Fase del T-Rex

Cuando el inicial complete su turno, el siguiente, en sentido horario, ejecuta el suyo. En el momento en que todos hayan jugado, la ronda se habrá completado. Tendrá lugar la fase del T-Rex.

Lanzamos un dado y enviamos al T-Rex a la casilla del ingrediente con ese número. Si estuviera ocupada por un dinosaurio, su propietario devuelve un ingrediente a la reserva. El dinosaurio regresa fuera del tablero.

Vegetasaurus Rex

Fin de la partida

La partida llega a su fin cuando alguien obtiene tres cartas de receta. Se completa la ronda actual antes de proceder al recuento de puntos.

El primero en completar tres recetas obtiene tres puntos. Una receta equivale a un punto, dos a tres y tres a cinco. Cada receta que resulte favorita para nuestro dinosaurio (atendiendo a la iconografía de la carta) es un punto.

Si tenemos tres recetas con el margen del mismo color sumamos cinco puntos. Con tres de distinto color, tres puntos. Por último, cada ingrediente sobrante se traduce en un punto. Quien tenga la mayor puntuación reclama la victoria en Vegetasaurus Rex.

 

VEGETASAURUS REX: CONCLUSIONES

Venganza. ¿Cómo que venganza? ¿Qué clase de excusa es ésa? Parece que no crees que una palabra así pueda estar saliendo por mi boca, pero ahí la tienes. Me has hecho ser así, por lo que no tienes derecho a quejarte. O quizás sí, pero voy a pasar de tus recriminaciones tanto como tú has destruido nuestra amistad. O más.

Miro al T-Rex a la cara. Mentiría si dijera que no estoy temblando. Tengo miedito. La voz de mi sabia madre, tan oportuna como siempre, resuena en mi cabeza: «si alguna vez te topas con uno de los grandotes, mírale las manos». Dicho y hecho. ¿Pero qué ridiculez lleva por extremidades? Una carcajada parece intimidarle.

No sólo se pira, sino que tengo el poder de influir en su movimiento. Muy bien grandullón, encima del bajito de verde. Parece que le he cogido el truquillo a esto. Ya he conseguido expulsarle de la zona en un par de ocasiones, obligándole a perder ingredientes. ¿Y sabes quién ha sido víctima de mis acciones más despiadadas? En efecto, el bajito de verde.

Saco pecho y subo cabeza. No precisamente por orgullo, que también, sino por el dolor de cuello. ¿El mal sienta así? Entre reflexiones filosóficas y guerras, el Púas ya ha conseguido sus recetas. Ya. ¡Y qué recetas! Sus favoritas. Todas a juego en color. La victoria es suya.

Mi examigo y yo intercambiamos miradas. No puede ser que nuestro pique nos haya hecho olvidar a esa criatura. Tenía el camino libre. Demasiado libre. Ahora llegaría el momento de acercarse. De pedirse perdón. De abrazarse y arrepentirse de todo. Llegaría en una película pastelosa, pero no aquí. La guerra no ha hecho más que empezar, Guillermo.

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Vegetasaurus Rex nace de la mente de alguien capaz de mezclar mecánicas antiguas y modernas. De combinar estrategia y azar, creando un juego de mesa familiar con amplias opciones de personalización. No se deja fuera a los niños. A los adultos. A los amantes de la cooperación. De la más dura competición.

La que es su segunda campaña en Verkami es un cambio de era. Pasa de la construcción de mazos en solitario, con El Amo del Calabozo, a una carrera a contrarreloj por completar recetas. Los héroes de la fantasía clásica ceden protagonismo a unas criaturas «extintas».

En clave de humor, somos hambrientos dinosaurios que no dudarán en hacer todo lo que esté en su mano para reunir plantas. Al fin y al cabo, los malvados planes y la lucha no sólo son cosa de carnívoros.

La base de Vegetasaurus Rex es clara. Tira de juegos de mesa clásicos, en los que moverse por un casillero con ayuda de los dados. Incluso podríamos encontrar referencias al juego de la escalera mediante la disposición del tablero y las huellas, a modo de atajo. Conviene profundizar más para no huir despavoridos.

Con tal cantidad de juegos en el mercado, era necesario añadir algo más. Bastante más. Así, se suman mecánicas modernas como el ‘set collection’. El ‘draft’ de dados. El azar no es tan azar como parece. Tomamos decisiones continuamente, con numerosas estrategias visibles.

Vegetasaurus Rex

Los alérgicos a los dados deben saber que un turno no consiste en lanzar y en avanzar. De hecho, una vez que tiremos los seis dados, se nos presenta un mundo ante los ojos. Es preciso tener claro un plan (o, al menos, creerlo) para no ahogarse entre tanta opción.

Nos quedaremos dos dados. Pueden ser los que mejor nos vengan en el avance o, simplemente, los que no queramos que otros se queden. Los utilizaremos por separado. Los sumaremos. Los restaremos. Los multiplicaremos. Niños y no tan niños practicarán en el cálculo mental mientras intentan abarcar todas las posibilidades.

Lo lógico en Vegetasaurus Rex es intentar dar con la combinación que nos permita acercarnos al ingrediente de esa receta visible. Obtenerlo. Sin embargo, la idea guarda muchos matices. Echando un ojo a las zonas de los oponentes, veremos si conviene competir por esa ansiada receta o si pasar a otra. Si arriesgaremos o si iremos a lo seguro.

Tendremos a aquellos jugadores que se centran en su objetivo, como si no existiera nadie más. Es un plan tan válido como el de quienes disfrutan causando el mal, siempre que estén preparados para cualquier ataque. Los segundos comprobarán como la interacción entre jugadores es más grande de lo que parece. Desde la propia elección de los dados, hasta la gestión que haremos de ellos.

¿Movemos al T-Rex para bloquear el ingrediente que tanto necesita el de la derecha? ¿Sumo resultados y llego hasta él para robarle un ingrediente? ¿Y si me dirijo al lago y practico con los siempre útiles intercambios?

Las decisiones se ayudan de las cartas de acción, a optimizar de la mejor forma posible. Para muchos serán un mero complemento a la mano, mientras que a otros les darán la vida. Eliminan momentos frustrantes y suman más opciones. ¡Bendito comodín!

juegos de mesa dinos

La gestión se vuelve esencial, queriendo beneficiarnos de las ventajas y frenar a los oponentes. Ocurre también con los ingredientes. Recogeremos los «seguros» (aunque acaben por no serlo al partir de unos objetivos comunes) o ahorraremos con vistas al futuro. Presente y futuro se difuminan.

No hay nada seguro en Vegetasaurus Rex. Podremos terminar el turno con una sonrisa en la cara para, después, ser víctimas de un maldito robo. Para ver como en el turno del T-Rex algo malo sucede. Caer en una casilla de ingrediente es maravilloso, ya que nos dará ese preciado recurso, pero es un riesgo tras cada ronda. Ahí, el propio azar determinará si el caprichoso T-Rex acude a nuestro encuentro. Perdemos ingrediente y salimos del tablero.

Cada ronda podría ser la última, con finales inesperados. Puedo tener dos recetas completadas, pero el hecho de poder tomar varias en un mismo turno supone que el ahorrador de turno tome ventaja. Las partidas en las que todo se da la vuelta son frecuentes.

El recuento de puntos nos dirá si nuestro esfuerzo ha dado sus frutos. Podremos ser el primero en completar tres recetas, pero no por ello ganar. Ni de cerca. El número de recetas y los ingredientes sobrantes cuentan, pero también los símbolos que contengan.

Si coinciden con nuestro dino, mejor que mejor. Pasa lo mismo con el fondo de la propia carta, por lo que buscaremos las mejores combinaciones. Las condiciones de puntuación son una buena guía a la hora de orientarnos por la carrera.

Vegetasaurus Rex Verkami

En función de las recetas que vayan apareciendo, tomaremos un camino u otro. Es preferible no obsesionarse con un plan concreto. No siempre podremos acumular tres recetas del mismo color, por lo que, si no improvisamos sobre la marcha, nos quedaremos con las manos vacías…

Queda claro como Vegetasaurus Rex nos propone controlar el azar en un porcentaje muy elevado de casos. Es un ejercicio de gestión, combinando las prisas por conseguir las mejores recetas con unas pausas para meditar. Ofrece interacción entre jugadores máxima, sin salirse de unas reglas sencillas.

Ahora bien, ¿qué hay de la rejugabilidad? Los ingredientes se disponen sobre el tablero de forma aleatoria, por lo que no siempre tendrán las mismas posiciones. Por consiguiente, sus números harán que el T-Rex no siga un orden establecido. La disposición de las cartas, junto a los dados, también permite partidas muy distintas unas de otras.

Como veíamos antes, ofrece experiencias personalizadas. Si vamos a jugar con niños o no somos muy habituales a los juegos de mesa, la variante Pequesaurios ayudará a familiarizarse con las reglas. Mediante una cara B del tablero (con menos casillas) ejercitamos la memoria, con ingredientes por recordar. No hay condiciones de puntuación: el que llegue a tres recetas gana.

Puesto que es más sencillo moverse por él, con espacios grandes, es el adecuado para nuestros mayores. Ya conocerán la base, de ahí que no les resulte complicado enfrentarse al reto.

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La cooperación entra en escena con Todos contra el T-Rex. La unión de fuerzas y la coordinación resultan esenciales para ganar al malo de turno. Aunque eso suponga caer en los desafíos (emulando batallas) y conocer una nueva utilidad para las cartas de acción.

Los desafíos también forman parte de El último vegetasaurus, el modo en solitario de Vegetasaurus Rex. Es otro enfrentamiento contra el T-Rex, aunque sin nadie a quien reprochar una mala decisión. Malvado T-Rex mezclará las mecánicas infantiles con la cooperación.

Una preparación muy rápida y unas reglas fáciles de interiorizar ayudan a que cualquier persona pueda acercarse a Vegetasaurus Rex. El hecho de estar ante un juego de dinosaurios supone un verdadero aliciente, puesto que jamás pasarán de moda.

Llegan representados mediante fichas, aunque también podemos hacernos con figuras de madera durante la campaña. Destaca el impresionante tiranosaurio, con el que no querremos cruzarnos ni en nuestras peores pesadillas.

El realismo cede todo el protagonismo al colorido y a un diseño funcional. Nos moveremos entre simbología y números, sin riesgo de pérdida. No estaremos ante el juego más espectacular del mundo, pero sí ante uno que combina pasado y presente, sin que la diversión decaiga. Con un cambio tan grande, respecto al primer título de Pedro Domínguez, queda saber con qué sorprenderá tras este trabajo.

 

COMPONENTES DE VEGETASAURUS REX

  • 36 Cartas de Acción
  • 20 Cartas de Receta
  • 4 Cartas de Ayuda
  • 30 Fichas de Ingrediente
  • 4 Fichas de Dinosaurio
  • Ficha de T-Rex
  • Marcador de Jugador Inicial
  • 6 Dados
  • Tablero a Doble Cara
  • Instrucciones (castellano)

 

Las fotografías tomadas para esta reseña corresponden a su prototipo, por lo que no muestran un diseño definitivo.