Marta Álvarez Morillas y Lidia Rodríguez Megías, en colaboración con GDM Games, ofrecen el estudio El juego de mesa en personas mayores. La idea es demostrar como este sector es capaz de mejorar la calidad de vida en la tercera edad.
EL JUEGO DE MESA EN PERSONAS MAYORES
El juego de mesa en personas mayores se presenta como un estudio de 18 páginas, en formato digital, tanto en castellano como en inglés. Está disponible para su consulta y descarga gratuita. Comienza estableciendo las pautas del análisis, explicando como se han utilizado dos juegos de mesa en 14 personas mayores (entre 63 y 86 años).
Con Franky y Tesauro como herramientas, la autoestima, la soledad, la competencia social y el bienestar han sido los cuatro elementos a analizar. Los resultados muestran como los juegos de mesa mejoran la calidad de vida de nuestros mayores, dejando abiertas las «futuras líneas de investigación».
A continuación, se recuerda como la actividad lúdica es inherente al ser humano, formando parte de todas las etapas de su vida. Durante la vejez, y con la jubilación, surge la necesidad de cubrir un nuevo tiempo libre. A su vez, se manifiestan cambios que deben ser tratados para retrasar, en la medida de lo posible, el deterioro.
Ante esta situación, el juego ayuda en la rehabilitación y en la estimulación educativa y terapéutica. Así, las personas que juegan manifiestan «una mayor capacidad para afrontar aspectos como la soledad o la muerte de familiares y adquieren un mejor funcionamiento y bienestar físico y emocional», como se detalla en el estudio.
La integración, potenciando las relaciones y las habilidades interpersonales, sería otro de los aspectos positivos. Se incrementan las oportunidades de interactuar con un grupo, ejercitando las habilidades comunicativas, la seguridad y la confianza.
Como conclusión, una persona mayor jugando dispondrá de más oportunidades para mejorar su calidad de vida, desarrollando hábitos que sustenten una autoestima positiva. Los juegos reducen los niveles de estrés, al poder expresar sus emociones, desarrollan la creatividad y disminuyen la sensación de soledad, con un sentimiento de pertenencia al grupo y de mérito personal.
Los voluntarios para el estudio (once hombres y tres mujeres) estuvieron presentes en un espacio relajado, concediendo una enorme importancia a la comunicación. Los resultados son el reflejo de los grupos de discusión y de los cuestionarios repartidos a los participantes.
En lo que respecta a las responsables del estudio, son graduadas en Psicología por la Universidad de Granada. Marta Álvarez es Orientadora Educativa y cuenta con un máster en Atención a la Diversidad y Necesidades Educativas Especiales. Lidia Rodríguez está especializada en Psicogerontología, con un máster en Gerontología, Dependencia y Protección de Mayores.