Cuando uno se embarca en una misión así, tiene días buenos y malos. En los buenos, el optimismo le invade desde el amanecer. La energía le llega de pies a cabeza, visualizando el tesoro ante sus ojos. Es nuestro. Será nuestro. En los malos, la cosa cambia. ¿Qué diantres hago aquí? ¿Por qué íbamos a ser nosotros quienes encontrásemos el legendario tesoro?
Suerte que el ánimo nunca decayó del todo porque el tesoro del viejo Barbagrís es nuestro. Nuestro y cuando digo nuestro, es nuestro. Sólo alguien que se haya embarcado en una misión así sabrá el esfuerzo que hay detrás. ¡Qué maravilloso botín! ¡Qué preciosidad! Aún no hemos llegado a tierra, pero ya tengo claro lo que haré con mi parte.
Reformaré la casa. Las lluvias torrenciales de los últimos meses se han cargado parte del tejado y de las paredes. Por descontado, me daré un buen capricho en la taberna. Y en el mercado. Se me hace la boca agua de pensar en las delicias que venden allí. Un momento, ¿cómo que el botín se empleará en la mejora del barco? Así es Sherlock: Piratas.
SHERLOCK Y 8 TESOROS
Fortnite y Dragon Ball no es la única fusión del verano. También se entrelazan Sherlock, serie de juegos de deducción de bolsillo, y 8 Tesoros, juego de rol pensado para los más pequeños de la casa. El resultado es Sherlock: Piratas, colección iniciada con tres títulos independientes.
Chamanes y Mocasines, Plumas y Brea y Pasados por Agua unen la deducción cooperativa de los juegos Sherlock con la ambientación de 8 Tesoros. De hecho, comparten autor e ilustradora: David Díaz y Alba Aragón. Ya se encuentran disponibles, de la mano de GDM Games.
Pueden disfrutarse entre 1 y 8 participantes, desde los 8 años, en una experiencia de 60 minutos de duración. Únicamente podrán jugarse una vez por grupo, pero a cambio, sus componentes no se destruyen. Podremos prestar las barajas a otros.
SHERLOCK PIRATAS: TRES MISTERIOS EN LA GRAN DAMA AZUL
Las tres cajas que componen la colección Sherlock: Piratas pueden resolverse de forma independiente. Constituyen tres historias distintas, por lo que no existe un orden establecido. Todas tienen un nivel de dificultad medio, con una estética que las hace apropiadas para niños.
Chamanes y Mocasines
Los gritos de Orencio Barrilete despiertan a la tripulación. Cuando acudimos en su encuentro, nos lo encontramos tirado en el suelo, retorciéndose de dolor. ¿Le habrá picado algún bicho venenosos?
Cuanto antes sepamos de qué se trata, antes podremos ayudarle… Entre leyendas, serpientes y un tesoro oculto, investigaremos lo sucedido para dar con una solución.
Plumas y Brea
Doña Antonia de Miralles, representante del Concejo del Puerto de La Veranda, aprueba el castigo. Se han cometido delitos en el mercado y el culpable debe pagarlo. Según lo establecido, será señalado con plumas y breas.
A sus órdenes, se procede al emplumado. Sin embargo, ¿cómo es posible que sea el Capitán Quinqué el perjudicado del castigo? Mientras limpian al inocente capitán, interrogaremos a testigos y comerciantes para arrojar luz a este entuerto.
Pasados por Agua
En algún lugar de Las Islas Saladas, un grupo de valientes ha encontrado el legendario tesoro del viejo Barbagrís, perdido durante años en una isla de La Reina del Sur. Convendría ponerlo a buen recaudo.
La Capitana Puntadegarfio informa de como el botín se utilizará para mejorar la embarcación y los equipos. La idea es clara o, al menos, lo era. El barco se hunde y es momento de abandonarlo. El agua ya está echando todo a perder… ¿Tendrán algo que ver con el hundimiento las enormes criaturas marinas?
¿Cómo se juega a Sherlock: Piratas?
Los tres juegos comparten reglas, no sólo entre ellos, sino con el resto de la serie. Al estar pensados para utilizarse con niños, cambian las condiciones de puntuación.
Antes de empezar, localizamos la carta inicial para dejarla a la vista de todos y barajamos las demás. Leemos la historia principal y repartimos tres cartas por persona (dos si juegan 6 o más participantes). En ningún momento podrán enseñar sus cartas, pero sí leer las partes subrayadas o recogidas en cuadros de texto.
El turno de cada uno consiste en revelar información o en descartar información. Con la primera opción, lee una carta de su mano en voz alta y la deja a la vista de todos. Al terminar la partida, es necesario que haya, al menos, diez cartas reveladas.
Con la segunda, sitúa una de sus cartas en una pila, bocabajo. No podrá hablar de la información que contiene hasta terminar la partida. Tanto al revelar como al descartar, repone la mano y pasa el turno.
Una vez que todas las cartas se hayan jugado o revelado, habrá que formular una hipótesis conjunta de lo sucedido. Contestaremos a las preguntas del cuestionario y leeremos la crónica de lo sucedido. Cada acierto son dos puntos; cada carta descartada, uno. Comparamos la puntuación con la tabla.
SHERLOCK PIRATAS: CONCLUSIONES
No hay duda para quienes hayan viajado por el mundo de 8 Tesoros: la nueva colección es más que imprescindible. De hecho, serán ellos quienes más la disfruten, volviendo a reencontrarse con sus amigos marineros y a pisar territorios ya conocidos.
El mejor homenaje a un juego siempre es otro juego. Sherlock: Piratas podría haber traído un universo nuevo, pero si uno es tan querido y además comparte editorial, ¿por qué dejarlo escapar? Esta fusión entre mundos de juegos de mesa y de rol se ha visto en alguna que otra ocasión, pero no es para nada habitual.
Es otra muestra más de como GDM Games apuesta por cosas distintas, esta vez, sin renunciar a su serie más exitosa. Ahora bien, ¿qué ocurre si no tenemos ni idea de qué hay detrás de 8 Tesoros? Chamanes y Mocasines, Plumas y Brea y Pasados por Agua no exigen ningún tipo de conocimiento previo.
Simplemente, están inspirados en la Gran Dama Azul, compendio de extrañas regiones con unos peculiares personajes. Si vamos a viajar por primera vez allí con Sherlock: Piratas, también cogeremos cariño a sus particularidades.
Al igual que el juego de rol suponía un punto de reunión entre padres e hijos, la nueva colección también puede serlo. Es una excusa más para reunirse en un mismo espacio, no necesariamente una mesa. Ya que han llegado en verano, y dada su temática, los ambientaremos mucho más si podemos jugarlos en la playa o en la piscina.
Los mayores podrán participar en el misterio, como un jugador más, o ejercer de anfitriones. Si elegimos la segunda posibilidad, recomendamos completarlo antes en solitario. ¡Qué menos para disfrutar también del misterio! Una vez que lo tengamos todo claro, podremos incluir objetos o disfraces para complementar la historia.
Una buena melodía hace milagros, junto a unas interpretaciones iniciales. A partir de ahí, dejaremos vía libre a los investigadores. Podemos ayudarles si se atascan para aparecer, finalmente, en la conclusión final.
En las cajas, se indica que pueden resolverse sin problemas desde los 8 años. Estar orientados hacia el público infantil no significa que sean historias con poca profundidad. No son fáciles de resolver, ni siquiera para adultos. Exigen de un buen análisis de la situación, de grandes dosis de intuición y de mucha observación.
¿Son, sin ir más lejos, los que requieren de una mayor observación de toda la serie? Probablemente sí. Aprovechando que un niño es capaz de fijarse en todos los detalles, se anima a detenerse en cada carta. Será la forma de introducirse en el escenario y de descubrir pistas clave que, de otra manera, podrían pasar de largo.
Lo que en otros Sherlock son meras caracterizaciones, en estos tres son una parte esencial del juego. Una pequeña mancha. Un complemento perdido. Alguien escondido en el momento más inoportuno al que reconoceremos por un mínimo detalle. El propio título.
Como hemos visto, las reglas son las mismas en cuanto a estructura de turno se refiere. Sherlock: Piratas mantiene la sencillez para centrarnos al máximo en lo que de verdad importa: la investigación. Para evitar frustraciones, y premiar todo (absolutamente todo) el esfuerzo, hay pequeños cambios en la puntuación.
Ahora, necesitamos haber jugado al menos diez cartas. Jugar va por delante de descartar. Por su parte, cada carta descartada nos recompensará con un punto (lo habitual era que las irrelevantes jugadas quitasen). Es algo que divide a sus jugadores.
Por un lado, si sólo lo juegan los adultos, se toparán con un sistema no demasiado justo. Podremos haber fracasado estrepitosamente en el cuestionario, acertando sólo un par de preguntas. ¡Y de casualidad! Si hemos descartado muchas cartas, la puntuación será maravillosa a pesar de ese desastre. Al compararla con la tabla, estaremos casi en la culmen del éxito sin haber dado pie con bola. ¿Injusto?
Para responder a la pregunta, nos adentramos en el supuesto de las partidas con niños. Ver como han despertado la admiración del propio Sherlock, incluso aunque hayan estado lejos de dar con la solución correcta, es una forma de evitar frustraciones. De querer resolver los siguientes casos. En Sherlock: Piratas, el esfuerzo sí da sus frutos.
Con ello, si no hay niños a la vista, siempre podemos modificar ese punto por carta descartada para lograr una puntuación más «realista» con nuestro resultado en el cuestionario. Si hay niños, es recomendable dejarlo tal y como está. Que se diviertan, aprovechando todos los beneficios de estos juegos de deducción. Sirviéndoles como introducción para casos más complejos.
Sherlock: Piratas despierta la mente y la imaginación. Refuerza la lectura y la memoria, intentando recordar las cartas descartadas. Mejora la comunicación, la puesta en común de ideas. Ayuda a escucharse los unos a los otros, comprendiendo como toda opinión importa.
Los pequeños aprenderán a diferenciar lo superfluo de las pistas esenciales. Se encariñarán con unos personajes únicos. Sin ir más lejos, un pequeño vistazo a las portadas y a las cartas permite descubrir como la estética de estos tres juegos cambia por completo respecto a todos los anteriores.
El mundo por el que nos movemos es mucho más colorido. Hay contratiempos y delitos, pero no hay espacio para los asesinatos y crímenes de la saga principal. Los personajes muestran su aspecto más amable, aunque guarden un secreto que no debería salir a la luz. En resumen, se imita la esencia de los dibujos animados, sin crueldad, lo que resulta esencial para captar la atención y para que no haya sorpresas de última hora.
Sherlock: Piratas aporta más variedad a la serie, con una temática que se hacía muy necesaria. Continúa, en parte, la línea Sherlock: Junior, dejando que los pequeños detectives muestren sus habilidades. Podrán utilizar las tres nuevas historias como parte del juego de rol, por el atractivo que suponen.
La Gran Dama Azul contiene historias infinitas, por lo que siempre habría espacio para que esta nueva colección siga creciendo. Es de destacar y de agradecer que, en los tiempos que corren, y ya sean unas ambientaciones u otras, el precio por caja se mantenga. Al fin y al cabo, Sherlock se presenta como una baraja económica, siendo ésta una de las grandes razones de su éxito.