Pertenezco al clan de las nutrias desde que tengo uso de razón. ¿El motivo? ¿De verdad me lo preguntas? ¡Soy una nutria! De las del icono de WhatsApp no, de las otras. De las buenas. Un año más, el gobierno del bosque se disputa mediante una carrera que está a punto de empezar.
¿Podríamos hacer elecciones? Sí, pero mola mucho más que la diosa Navia nos dé su bendición. No sé, no preguntes, somos raritos. Por otro lado, mi especie tendría el dominio absoluto año tras año si se hiciesen las cosas como diosa manda. Es decir, a nado. Pero no. Los muy tiquismiquis decidieron que la carrera se haría a barco. Es que resulta que los erizos no nadan. Los zorros y los tejones son torpes. ¡Y a mí que me cuentas! Pobrecitos míos.
Ten por seguro que pienso cambiar las reglas muy pronto, pero por ahora sólo puedo resignarme a ellas. Subo al barco y espero la señal. La sonrisa aparece en mi rostro. Esto sólo es el principio de mis planes para la dominación mundial. Ya te hablaré de eso en otro momento. Así es Navia.
NAVIA EN VERKAMI
Navia está inmerso en una campaña de búsqueda de financiación en Verkami para convertirse en realidad, como ocurrió con los anteriores proyectos de Buscalume. Si alcanza su meta inicial, marcada en 2.000 euros, llegará en el mes de mayo.
Su precio durante la campaña es de 17 euros (16 para los más rápidos). Incluye el juego, los objetivos desbloqueados y los gastos de envío a Península. Incrementando esta cantidad, podemos sumar los gastos a las islas o los otros juegos de la editorial: ¡Caninos!, TrisTristisTigris y Hámster Gángster.
Estamos ante un juego de mesa de 2 a 4 participantes, con competiciones de 20 minutos de duración, indicadas desde los 8 años. Es obra de José Luis Trassierra, con ilustraciones de María Eiriz. Se publicará con componentes independientes del idioma e instrucciones en castellano, gallego, portugués e inglés.
El que es el cuarto título de producción propia del sello gallego se conforma como una carrera por el río para obtener la bendición de la diosa Navia y, así, gobernar en el bosque durante todo un año. La nieve se ha derretido y el río se ha vuelto salvaje. Erizos, nutrias, tejones y zorros aprovecharán para navegar por las aguas.
Cada jugador liderará el barco de su clan por un escenario cambiante en cada partida. Implicará sortear obstáculos y robar a los rivales. A medida que saboteemos sus planes, nos acercaremos a la victoria.
NAVIA: UNA PARTIDA
Para preparar el escenario, separamos la loseta de inicio y final. Entre ellas, situamos nueve al azar, bocabajo, descartando las sobrantes. El tablero creado será el río. Escogemos un clan para colocar su ficha en la posición de salida.
Preparamos el mazo, en base al número de jugadores. Cada uno empieza con tres cartas en la mano. El turno de cada participante consta de cuatro fases, a realizar en orden.
1. Descubrir el río
Si nuestra ficha de clan se encuentra al borde de una loseta bocabajo, la revelamos. Será la forma de descubrir lo que oculta la niebla, es decir, de conocer las posiciones de las rocas.
2. Jugar cartas de la mano
Esta fase consiste en bajar una carta de la mano para aplicar su efecto. Si no queremos, está permitido descartarlas todas. Al jugar la de robo, además de robar una a un oponente, podemos jugar otra.
Los efectos nos permiten avanzar más rápido a través del río e incluso navegar a través de los obstáculos. Haremos retroceder a los clanes rivales y les obligaremos a descartarse de la mano o a perder su siguiente turno. Nos servirán para protegernos de otras cartas.
También, para colocar una roca en la casilla en la que estemos, tras abandonarla, y para destruir rocas con el poder de la magia, marcándolo con fichas de agua. El remolino cambiará el sentido de juego.
3. Mover ficha de clan
Avanzamos nuestra ficha de clan un espacio, siempre que sea posible. La moveremos hacia delante, ya sea en línea recta o en diagonal. Nunca podremos retroceder ni movernos a un lado. Tampoco está permitido ocupar una casilla con una roca o por otro jugador.
4. Recuperar cartas
Robamos cartas del mazo hasta volver a tener tres.
Final de Navia
Repetiremos la misma mecánica hasta que alguien alcance la loseta final. Ganará la partida, obteniendo la ansiada (y merecida) bendición de Navia.
NAVIA: CONCLUSIONES
Como decía, lo justo sería que la carrera fuese a nado, pero aquí estamos, en el maldito barco. El inicio no ha sido como esperaba. Un montonazo de rocas ha aparecido en mi camino, obligándome a desviarme más de la cuenta y a perder un valioso tiempo.
Debo admitir que me he desanimado bastante, pero la cara de lástima que me han puesto los erizos desde la distancia ha servido como impulso. No era una de esas expresiones de «te aguantas», sino más bien una de «qué pena más grande». Les habría convenido la primera, y mucho.
He pegado unos cuantos gritos a mis muchachos para ponernos las pilas y aquí estamos, a la cabeza. Han debido de escuchar mi risa por todo el río. Que si empujón hacia atrás para los tejones. Que si robos barco a barco. Sabotajes a los zorros. Al adelantar a los erizos, hemos dejado caer unas cuantas rocas para que se las coman. Van a necesitar unos cuantos sortilegios para salir de ésta…
Y ahora, ¿quién siente lástima por quién? A la diosa Navia le ha debido de parecer genial este juego sucio (yo sé que se aburre de más y que le va la competición sucia). Me ha regalado un par de bendiciones para atravesar obstáculos.
A última hora, un remolino y un abordaje me han puesto de los nervios. Los zorros casi me adelantan, pero finalmente, no han podido. La victoria es mía y de mi clan. Bueno, de mi clan no, que tampoco han hecho tanto.
Ahora que tengo todo un año para gobernar el bosque es momento de empezar a construir un futuro que nos favorezca a todos. Ya sabes, piensa local y actúa global. ¡Y no vengas a decirme que es al revés! Algo me dice que no me van a mover del trono en mucho tiempo. Que incluso la diosa Navia va a ser cosa del pasado.
Navia es el primer juego de mesa de Buscalume que incluye tablero construido por losetas. Al mazo y a las fichas se le suman losetas que conforman el escenario principal, que no es otro que el río por el que moverse. Se genera un avance vertical. Una carrera hacia la meta, donde mirar por uno mismo es tan importante como aprender a fastidiar a los rivales.
Bajo una temática inmersiva, hasta cuatro clanes se disputan la victoria. Siguen unos turnos sencillos de recordar. Lógicos. Fáciles de ejecutar. Descubrimos loseta, si toca, y jugamos una carta (o unas cuantas si encadenamos combos de robos). Por último, avanzamos y reponemos la mano. Más estructurado imposible.
Sin embargo, en ese esquema hay mucho más. Principalmente, por la toma de decisiones a la hora de jugar carta y de moverse. Para ayudarnos a elegir, debemos tener en cuenta que las cartas tienden a volar de unas manos a otras (o a la zona de descartes), de ahí que convenga no guardarse algo muy bueno. Podría no seguir ahí cuando lo necesitamos o algo mucho peor: actuar en nuestra contra.
Esas cartas nos otorgan ventajas al avanzar, incluso entre obstáculos. Eso sí, la mayoría de ellas están pensadas para sorprender al oponente de turno. Un dique seco le hará perder un valiosísimo turno. El robo y el sabotaje, dos preciadas (y temidas) cartas. Con las trampas y los remolinos, se obliga a cambiar de táctica. ¡Menos mal que existen escudos para protegerse un poco!
El ‘set up’ modular, basado tanto en la disposición aleatoria del río como en la construcción del mazo, implica que cada partida sea distinta a la anterior. Los efectos son muchos, lo que también incrementa la rejugabilidad. La mala leche estará ahí, pero podrá aplicarse de formas muy distintas. En unas partidas, tal vez convenga avanzar lo antes posible, intentando pasar desapercibidos. En otras, lo importante será atacar.
El propio desarrollo determinará la estrategia, enfrentándonos a problemas constantes al descubrir cada parte del río. Improvisaremos sobre la marcha al toparnos con un obstáculo justo cuando ya no tenemos la bendición de Navia ni un sortilegio.
Ahora bien, ¿es Navia uno de esos juegos en los que todos irán a por el que vaya en cabeza? En cierto modo sí, pero con matices. En primer lugar, porque no siempre tendremos las cartas ni la posibilidad de fastidiar al que parece que va a ganar. Las posiciones en el río tienen mucho que ver, y no sólo en vertical, sino en horizontal.
En segundo lugar, porque en un abrir y cerrar de ojos es posible que la situación haya cambiado. En una ronda, hay bastantes posibilidades de que el segundo ya vaya primero y de que el primero sea el tercero. Habrá un nuevo objetivo al que fastidiar. Al que obligar a que se quede sin cartas en la mano, ralentizándose su ya no tan rápido avance.
Si aún así la situación se mantiene, el «ganador» tendrá que frustrarse para que, al menos, el resto no lo haga. Sí, siempre es un fastidio que todos los ataques vayan hacia uno mismo, pero si conseguimos salir airosos de todos, la victoria tendrá un sabor todavía mejor.
Es innegable que en Navia el azar está muy presente. Tendremos partidas buenas y partidas malas, en las que los obstáculos nos impidan avanzar y no nos lleguen, en una buena temporada, las cartas que tanto necesitamos. Eso sí, si conseguimos optimizar al máximo las que tenemos, es posible que nos desatasquemos antes de que sea demasiado tarde. Por tanto, todos tenemos las mismas posibilidades de alcanzar la meta aunque el inicio haya sido un poco regulero. ¡Que se lo digan a la nueva diosa nutria!
Gracias a sus turnos rápidos, las partidas a 3 y a 4 son las que más brillan. Hay interacción máxima y sorpresas constantes. Los cuchillos se lanzan hacia uno y otro lado. En pareja, los momentos disparatados e inesperados se reducen bastante, puesto que todo ataque va dirigido hacia el mismo clan y, cuando nos atascamos, resulta más complicado salir. Por suerte, sigue funcionando.
En resumen, estamos ante una carrera repleta de intensidad, rápida y entretenida a más no poder. Las reglas son sencillas de entender y de explicar. Atraparán a jugadores de todas las edades, que querrán navegar por el río toda la tarde. Es un título informal capaz de enganchar a nuevas personas en los juegos de mesa. El río que se dirige hacia un mar inmenso. Si somos habituales, disfrutaremos sacando a la luz nuestra capacidad para adaptarnos a toda situación.
Recurre a unas simpáticas ilustraciones, con unos dibujos que ocupan la totalidad de la carta. De hecho, podríamos estar ante el juego más bonito de Buscalume hasta la fecha. Esas discusiones entre zorros y erizos, las burlas de las nutrias detrás de los escudos y los sabotajes de los tejones ayudan a introducirse en la experiencia. A reforzar el espíritu competitivo, pero sin necesidad de aplicar seriedad.
Las ilustraciones también nos servirán para relacionar cartas con efectos. Cada una está asociada a un símbolo (parte superior izquierda de la carta) y, con él, a un efecto. La simbología es intuitiva y, tras un par de partidas, habremos dejado a un lado el manual. Un manual, por cierto, perfectamente claro y con útiles apartados. Como curiosidad, los laterales de la caja interior cuentan con símbolos que nos ayudan a recordar un orden de turno que tiende a cambiar. Un recurso original que abarata costes.
Con Navia, Buscalume sigue mostrando su apoyo al talento nacional. Contribuye a reflejar que existe y que el resultado son juegos tan divertidos como éste. No menos importante es el impulso que presta a los juegos en gallego, puesto que no hay que olvidar que se incluyen reglas en este idioma.
El juego puede ser una herramienta más hacia el cuidado de las lenguas, algo que, por problemas de presupuesto, tiende a ignorarse. Y precisamente Buscalume es una editorial pequeña, pero el detalle hacia puntos como éste da un valor todavía mayor a su labor.
COMPONENTES DE JUEGO
- 35 Cartas
- 14 Losetas de Río
- 4 Fichas de Clan
- 4 Fichas de Roca
- 4 Fichas de Agua
- 4 Fichas de Dique Seco
- Instrucciones (castellano, gallego, inglés, portugués)
Las fotografías que conforman esta reseña corresponden a su prototipo, por lo que no reflejan un diseño final.