Miniaturas y cooperación se dan la mano en Runaljod: The Sound of the Runes. Con una campaña de búsqueda de financiación en Kickstarter prevista para este año, sus responsables ultiman los detalles del proyecto.
UN PASEO POR RUNALJOD
Presente en Protos y Tipos 2019, Runaljod: The Sound of the Runes se presenta como un proyecto en desarrollo. Será próximamente, en una fecha aún por determinar, cuando busque financiación en Kickstarter.
Se trata de un juego de mesa de 2 a 4 participantes, con retos en torno a los 120 minutos de duración. Recomendado desde los 13 años, es una creación de Joaquín González García. Su diseño corre a cargo de Aarón Ruiz y Nines Hammerstein.
El que fuera el ganador del Concurso BGC Málaga de Prototipos de Juegos de Mesa Españoles 2018 (en la categoría de experto), tiene en las miniaturas su componente principal. Criaturas mitológicas han conseguido adentrarse en nuestro mundo, por lo que sólo la cooperación entre los elegidos podrá hacerles frente para volver a la normalidad.
En la piel de esos héroes, los jugadores reciben su tablero de personaje y los componentes iniciales. Es en él donde se informa de la vida con la que cuenta cada uno, así como de las opciones de ataque y defensa y de los objetos recogidos. Se crea el escenario y se determina el tiempo que durará la partida.
Cada ronda comienza con el lanzamiento de cuatro runas, por parte de todos, pudiendo relanzarse una vez. Puesto que cuentan con un grosor más que aceptable, pueden caer en tres posiciones: boca arriba, boca abajo y de canto. Serán ellas las que determinen las acciones a realizar, atendiendo a los requisitos de cada una, especificados en esos tableros de personaje.
Sin obligación de completar turnos ni de seguir un orden, los jugadores actúan con total libertad. Podrán invertir esas runas en moverse por el escenario, en atacar a los enemigos, en recurrir a las ventajas otorgadas por los dioses (con un nuevo lanzamiento de runas) y en obtener objetos, entre otras posibilidades.
Respecto a los ataques, se hace uso de los dados personalizados, complementados con los posibles objetos y habilidades. Cada criatura enemiga cuenta con sus propias características, a tener en cuenta a la hora de derrotarlas. Un éxito se traduce en su eliminación, así como en puntos de prestigio. Las cartas iniciales también sirven a modo de ventaja.
La ronda finaliza con la activación de los enemigos, utilizando sus propios dados. Los personajes podrán perder vida tras la derrota en los combates. Con ella, llegará también la pérdida de habilidades. Debe tenerse en cuenta que, a medida que pase el tiempo, irán apareciendo nuevos peligros a los que enfrentarse, ya que el escenario crece.
Por último, se avanza el marcador de tiempo para, después, seguir los mismos pasos. Todos ganan si cumplen con los objetivos marcados en el escenario. Por contra, pierden si el marcador de tiempo llega hasta la casilla fijada sin haber completado esas misiones.
RUNALJOD: PRIMERAS IMPRESIONES
A la hora de desarrollar un juego de mesa, tenemos dos opciones: recurrir a un sistema clásico, que ya funciona bien, o innovar. Runaljod: The Sound of the Runes recurre a un sistema único como eje central, mientras toma prestadas mecánicas propias de un ‘ameritrash’ a modo de complemento.
Su mismo título no sirve sólo a modo de ambientación. Cada ronda está marcada por el sonido de las runas. Literalmente. Los jugadores lanzarán sus piezas de runa y, en función de su posición, podrán utilizarse de una manera u otra. Porque las decisiones no serán las mismas si alguna aparece boca arriba que de canto.
Esta original regla, basada en las probabilidades y sobre la que gira toda la partida, se convierte en su gran seña de identidad. En su atractivo. En lo que llamará la atención de los jugadores. Representan los puntos de acción, apostándose por un sistema que funciona a la perfección y que permite dejar a un lado los clásicos dados hasta que llegue el combate.
A partir de ahí, todo serán quebraderos de cabeza. Primará la libertad de elección, en base a las posibilidades ofrecidas por las runas, con un buen número de acciones disponibles. Éstas contarán con ventajas y desventajas (como por ejemplo, en un segundo movimiento), a tener muy en cuenta antes de ejecutarlas. Quedan reflejadas en los tableros de personaje, de manera intuitiva, clara y lógica.
Un ‘ameritrash’ también nos lleva a pensar, a aceptar las consecuencias en base a una mala decisión, a mirar en perspectiva. Runaljod es la prueba de que la estrategia es esencial para la victoria, en este caso, de una forma meditada y en base a unos intereses en grupo.
La cooperación y las miniaturas vuelven a ser la unión perfecta. No nos servirá de nada avanzar individualmente, ni derrotar a un par de criaturas sin pensar en los compañeros. Las partidas ofrecen la suficiente dificultad como para que requieran de un esfuerzo común para vencer, preferiblemente, dejando a un lado el efecto líder que pudiera aparecer. Así, nunca sobrará la comunicación.
Si bien los planes estratégicos desempeñan un papel clave, el azar debe estar presente para garantizarse su rejugabilidad. Unida a los distintos escenarios, permite que dos partidas sean diferentes entre sí. Se deja ver en el lanzamiento de runas y en los combates, ya representados con las tiradas de dados.
Como en todo juego bien testeado, puede controlarse. La utilización de objetos y habilidades es la forma de solucionar resultados poco satisfactorios y a la inversa. Una buena tirada podría no ser perfecta hasta que no tenga más elementos detrás.
Esta propuesta recurre a rondas estructuradas y fáciles de recordar, pero que exigen un alto nivel de concentración para sacarles el máximo partido. Por tanto, y aunque también pueda ser disfrutado por jugadores no acostumbrados a títulos duros, está enfocado al avanzado. A aquél que busca experiencias repletas de posibilidades, con la muerte acechando a cada esquina.
Su jugabilidad ya resulta más que lograda tal y como está, por lo que es de esperar que no haya demasiados cambios más hasta que llegue a Kickstarter. A la originalidad en los puntos de acción como estrella, tenemos que sumarle la creación del escenario conforme avanza la acción.
Nuevos monstruos irán apareciendo, de tal forma que se anima a improvisar sobre la marcha y a no dar nunca nada por seguro. A disfrutar al máximo de la exploración. Serán distintos unos de otros, con sus características bien hiladas y equilibradas, de tal forma que adquieren vida propia.
La modificación de los turnos como tales resulta todo un acierto, evitando los tiempos muertos con el análisis parálisis, al igual que la no eliminación completa de jugadores. También el avance del tiempo, en base al escenario, y la forma en que podremos hacerle frente. La diversidad de personajes, con sus habilidades, y la inteligente activación de enemigos, también cambiante en cada ronda, hacen el resto.
Las miniaturas acostumbran a encajar muy bien en el género, y su autor no ha querido prescindir de ellas. La muestra que llevó a Protos y Tipos 2019 despertaba la curiosidad de los que pasan por allí. Causaba asombro y no es para menos. Había detalles en cada figura, realismo y espectacularidad.
Aunque el resto de componentes prometen ser funcionales y con una buena estética, pasando por los runas, por los tableros o por los dados personalizados, las miniaturas eclipsan todo lo demás. Son el fruto de un meticuloso trabajo y, si llegan a producirse como en esa muestra, estaremos ante unas de las más bonitas que encontraremos en el mercado.
Capaces de sorprender, también cumplen su función de introducirnos por completo en las partidas. De ponernos en la piel de ese héroe que avanza hasta toparse con el enemigo. De llegar a sentir parte de lo que él siente.
Como conclusión, Runaljod: The Sound of the Runes tiene un prometedor camino por delante. Su innovadora mecánica, su atractiva temática y sus preciosas miniaturas, al combinarse entre sí, crean un juego que dará mucho que hablar. La parte negativa es que se le exigirá demasiado, puesto que, por desgracia, el plástico y una buenas reglas no son sencillos de encontrar de forma conjunta.
Mientras sus responsables continúen apostando por ese gusto por el detalle, a través de un trabajo constante, pero sin prisas, no habrá de qué preocuparse. Quienes ya se hayan adentrado en el universo propuesto estarán impacientes por disfrutarlo en sus casas, pero estarán de acuerdo en que siempre es mejor esperar que comprobar, después, como algún punto ha fallado.