El Tesoro de los Dragones, ¿riquezas o vacas y ovejas?

El Tesoro de los Dragones

Ya sabía que Pugon iba a ser un fuerte rival por la comida, pero no esperaba algo así. Él solito planea zamparse todas las vacas y ovejas de la zona. Sin remordimientos. Los demás llevamos bastantes riquezas acumuladas, pero sin alimento no sobreviviremos al largo invierno. Así es El Tesoro de los Dragones, novedad de Tranjis Games.

MONEDAS, GEMAS Y ABRILLANTADORES

El Tesoro de los Dragones es un juego de cartas de 3 a 6 participantes, con competiciones de 30 minutos. Recomendado a partir de los 8 años, lo firma Bruno Faidutti, reconocido autor responsable de títulos como Ciudadelas, Diamant, Mascarade o Misión: Planeta Rojo.

Sus ilustraciones corren a cargo de David Cochard, quien ha trabajado en Alquimistas, Dungeon Lords y Dungeon Petz, entre otros. Publicado bajo el nombre de Dragons en su edición original, será el viernes 12 de abril cuando llegue a las tiendas en castellano, de la mano de Tranjis Games.

El Tesoro de los Dragones

La editorial apuesta por una combinación entre ‘set collection’ y memorización, que nos pone en la piel de un dragón. Atraído por el oro y las cosas brillantes, hará todo lo posible por acumular más monedas, gemas y hasta vasijas de abrillantadores que sus rivales.

La alimentación resulta vital en la tarea. Es por ello que sólo quienes hayan acumulado suficientes vacas y ovejas podrán seguir con su misión. Al fin y al cabo, cuenta la leyenda como algunos dragones llenaron tanto sus cuevas con oro que olvidaron dejar espacio para el almacenamiento de comida…

EL TESORO DE LOS DRAGONES: UNA PARTIDA

La competición se desarrolla en tres o cuatro rondas, en función del número de participantes, equivalentes a tres o cuatro años. Se baraja el mazo y se crea un montón por ronda, de un tamaño similar y boca abajo. Los jugadores seleccionan a sus dragones.

Cada ronda comienza dejando un montón en el centro y extrayendo una carta por jugador. Es en su turno donde cada uno robará una carta del centro, para dejarla encima de cualquier carta visible, o colocará a su dragón sobre una pila de tesoros vacía. Al dejar a su dragón, ya sólo podrá realizar la primera acción.

Se repite la misma mecánica hasta que sólo quede un jugador por colocar a su dragón. Se llevará la pila sobrante así como las cartas que queden en el montón central. Los demás se guardarán las cartas bajo las que esté su dragón. Todas deben dejarse en sus zonas de juego, visibles y, preferiblemente, organizadas por tipos.

Recogen a sus dragones e inician una nueva ronda, utilizando un nuevo montón. Se repite la misma mecánica. Al completarse la última, se procede al recuento de puntos.

El Tesoro de los Dragones

Recuento de puntos

En una partida a tres y a cuatro jugadores, quien tenga menos animales (vacas y ovejas) pierde todo su tesoro, por lo que no tiene acceso al recuento final ni a la victoria. En competiciones a cinco y a seis, tanto el que tenga menos vacas como el que posea menos ovejas son eliminados.

Los que sigan en pie comparan sus tesoros y se anotan los puntos en la hoja de puntuación. Cada moneda reunida otorga un punto, mientras que tener el anillo único añade siete (si se tienen más, el jugador no recibe puntos en este apartado). Cada grupo de espada, yelmo, escudo y coraza se traduce en diez puntos, lo mismo que cada tres coronas, cetros, brazaletes o collares.

Quien tenga más gemas azules se anota doce puntos y lo mismo con las rojas. Por último, las vasijas de abrillantador se multiplican por las que se tengan para saber cuántos puntos reportan. El vencedor será el que sume la mayor puntuación.

EL TESORO DE LOS DRAGONES: CONCLUSIONES

Me atrevería a decir que el muy hijo de su madre tendría reservas para años enteros sin consumir nada. Redondo y enorme como el mismo sol, parece que se ha propuesto agrandar aún más sus escamas. Ajeno a los valores de solidaridad y compasión, su sonrisa habla por sí sola.

La mía, aunque muy distinta, también. Practico mi mejor cara de pena y de ternura, mientras mis manos se juntan para expresar un «por favor, déjame un par de ovejas». Parece dar resultado, pero el espabilado de Phildron se me ha adelantado. Se acabó el tiempo de recolección.

El Tesoro de los Dragones

Mis tesoros son los más bonitos de todos. Tengo gemas rojas y azules para parar un tren y un poderoso anillo único. ¡Hasta he acumulado un buen número de vasijas de abrillantador! Coronas, collares, brazaletes y, por supuesto, monedas, completan mi colección.

Pero todo ha sido en vano. Tengo menos animales que los demás, por lo que es el fin. Mis tesoros se desvanecen mientras el hambre puede conmigo. Lo peor es que la última imagen que veré será la de la enorme bola amarilla engullendo una vaca tras otra. ¿Qué he hecho para merecer esto?

El Tesoro de los Dragones es un juego de mesa familiar, de reglas estructuradas y extremadamente sencillas. Respeta todas las características de un ‘set collection’, a la vez que las combina con la gestión del riesgo y con la memorización.

Como ya hemos visto, reunir tesoros es de vital importancia. Sin embargo, no le servirán de nada al jugador con menos animales, puesto que quedará eliminado y no tendrá acceso a la victoria. Así, ya queda claro por donde debe enfocarse la estrategia. El dilema llega al tratar de establecer el límite de animales que queremos conseguir.

El Tesoro de los Dragones

La respuesta está clara: necesitamos más animales que los demás o, al menos, más que el que menos tiene. Puesto que no puntúan, tener una enorme cantidad nos habrá restado posibilidades de obtener tesoros, que sí reportan puntos. Tener muy pocos nos hará estar al límite, con las frecuentes sorpresas desagradables en la última ronda.

Otros podrían quitarnos esa última pila con animales que tanto necesitamos. Si la necesitamos a toda costa, colocaremos nuestro dragón sobre ella demasiado pronto, viendo como los demás se reparten infinitos tesoros. Ambas situaciones serán desfavorables, por lo que toda la partida debería ir orientada a evitarlas.

Esa gestión del riesgo aparece al buscar ese equilibrio entre alimento y tesoros, y es la gran protagonista en cada turno, donde escoger entre colocar una carta en una pila o un dragón en una vacía. Esperar demasiado hará que el rival se adelante y se quede el mejor montón; ser demasiado rápido supondrá «regalar» ventajas al contrario.

No es fácil tomar una decisión correcta y sólo la concentración y la mirada en perspectiva pueden ser buenas herramientas para ello. Es común que en las competiciones reine el silencio, muestra de como tratamos de actuar en base a la situación actual. A lo que hemos acumulado. A aquello que necesitamos.

¿Debo quedarme esa pila por la espada que contiene, necesaria para completar mi grupo de batalla, o potencio mi grupo de gemas azules? ¿Y qué hago con esa tan buena, pero que quitaría valor a mi anillo único? ¿Continúo con mi colección de vasijas o me centro en otra cosa?

La toma de decisiones está a la orden del día. Supongamos que nos hemos decidido por un plan más o menos eficaz. Ejecutarlo no dependerá de nuestra decisión, sino de la capacidad para memorizar. Resulta imposible recordar todo lo que hay en cada pila (unos tesoros tapan a otros y no se puede mirar qué hay debajo), por lo que recomendamos fijarnos en lo importante.

Es decir, si necesitamos animales, deberemos no quitar ojo de encima a, al menos, dos pilas que los contengan. Centrarse sólo en una nos dejará dependientes del azar si otro se la lleva. Lo bueno es que, en cada turno, seremos nosotros los que vayamos construyendo las pilas.

Un buen reparto será una buena base del éxito. Colocar todas las cartas que nos salgan en una única pila no es la mejor salida, puesto que entonces todos querremos ésa. Si hacemos todas las pilas más o menos atractivas, aunque tengamos nuestras favoritas, estaremos favoreciendo que los demás quieran centrarse en otras.

El Tesoro de los Dragones

El Tesoro de los Dragones puede funcionar para iniciarse en el ‘set collection’ (e incluso en los juegos de mesa) por sus mecánicas sencillas y por la rapidez de sus partidas, sin análisis parálisis. Por su parte, los expertos le sacarán provecho a ese riesgo y toma de decisiones, sacando su lado más estratégico. Eso sí, sólo para quienes estén dispuestos a dejar a un lado la complejidad.

El recuento final resulta tan divertido como el resto, puesto que plasmaremos en el papel todo el esfuerzo. Nos recompensan por grupos de cartas diferentes e iguales, a la vez que aparecen las pinceladas de la competición por mayorías, a través de las gemas. Podremos hacernos una idea de quién puede ganar, pero no será hasta ese recuento cuando todo quede claro.

Las partidas entre adultos funcionan a la perfección, independientemente del número de jugadores. Con niños, ocurrirá lo mismo. Se dejarán atrapar por el mundo de fantasía propuesto e incluso se animarán a crear sus historias de dragones.

Además de divertirse, se beneficiarán de todo lo que aporta el juego. En primer lugar, estarán potenciando su capacidad de memorización, al tratar de recordar qué había en cada pila. La identificación de formas y colores, el cálculo simple y la socialización también entrarán en escena, mientras practican su atención y concentración.

El Tesoro de los Dragones

Puede ocurrir que los más pequeños tiendan a mirar qué había en cada pila. No hay problema en dejarles ver qué cartas han sido tapadas, al menos en los primeros encuentros. Les ayudará a familiarizarse con las mecánicas. Lo mismo ocurre al otorgarles un tiempo extra para pensar antes de cada acción.

Tanto si lo utilizamos en casa como en el aula, debe tenerse en cuenta que se ofrecen tres variantes distintas. Con Menos memoria, se añade una ronda más. Los montones tendrán menos cartas con esta división, por lo que será más sencillo recordar qué tesoros conforman las pilas.

La sencillez se potencia también en Cartas vistas, donde las cartas no forman una pila, sino una fila para que permanezcan visibles. La tercera ya estará enfocada a los adultos, más que a los niños. Más control y menos faroleo inicia cada ronda con una carta en la mano, oculta ante los demás. Será cada vez que se robe una carta cuando se escoja cuál de las dos colocar.

La que se conserve en la mano al final de la ronda es añadida a los tesoros obtenidos. Esta variante llega a convertirse en la modalidad por excelencia, sobre todo cuando ya dominemos el modo principal. Como su propio nombre indica, nos hace depender menos del azar, a la vez que añade sorpresas a los tesoros, pudiendo ponerse todo patas arriba.

Estas opciones aportan más rejugabilidad, ya de por sí elevada por la disposición de las cartas. Su lograda simplicidad va de la mano de un diseño práctico, donde lo primero que llama la atención es el tamaño de las fichas, más grandes que de costumbre. ¿Acaso los dragones no son criaturas gigantes?

El Tesoro de los Dragones

Al entrar en escena, se crearán escenarios sin desperdicio, donde estos enormes seres se rodearán del poder de las joyas. La peor parte llega cuando tienen que volver a la caja, siendo necesario un guardado a lo Tetris o retirar sus soportes. Las cartas se presentan plastificadas, apostando por una iconografía clara, que permite clasificarlas de forma rápida.

La libreta de puntuación resulta más que útil. Sus hojas son a color, facilitando al máximo el recuento. No habrá despistes ni olvidos, puesto que es informativa por sí misma. Al igual que las cartas de ayuda.

Tranjis Games aprovecha el que sin duda será el mes de los dragones para ofrecer su producto. Vuelve a traer un entretenimiento familiar, fruto del trabajo entre un autor y un ilustrador de lujo. Si bien no revolucionan el género, son capaces de combinar diversión, aprendizaje y fantasía. Se crea una apuesta segura, donde la sencillez es sinónimo de acierto.

COMPONENTES DE JUEGO

  • 104 Cartas de Tesoro
  • 6 Cartas de Ayuda
  • 6 Fichas de Dragón
  • Libreta de Puntuación
  • Instrucciones