Antes de conocer Midas, juego de mesa en forma de prototipo, hay quienes nos preguntábamos qué ocurriría si Eloi Pujadas y Eugeni Castaño trabajasen en un mismo proyecto. Ya ha ocurrido y el resultado sólo podía ser bueno. Dos de las mentes más potentes del sector crean un ‘party’ caótico, capaz de enganchar desde la primera partida.
LOS ANTIFACES COMO SEÑA DE IDENTIDAD
Midas es un juego de mesa en fase de desarrollo, que pudo probarse en Protos y Tipos 2019. Obra de Eloi Pujadas y Eugeni Castaño, es de esperar que no tarde demasiado en llegar a las mesas.
En una combinación entre memorización y rapidez, este ‘party’ se compone de cartas, fichas y antifaces. Las primeras muestran los objetos a coleccionar, representados mediante las fichas. Éstas contienen comida, libros, papiros, espejos, zapatos y rosas, tanto con borde blanco (normales) como amarillo (especiales).
Los antifaces, por su parte, convierten todos las fichas en color amarillo, de tal forma que resulta muy complicado distinguir las especiales de las normales. Adquieren todo el sentido al saber que esta propuesta toma como referencia el mito del rey Midas, que cuenta como convertía en oro todo lo que tocaba.
Cada jugador recibe un antifaz antes de comenzar. Tras mezclar todas las fichas en el centro de la mesa, para dejarlas boca arriba, y barajar el mazo, se muestra la primera carta. En ella, se indican los objetos que debemos coleccionar. Siempre tendremos que llevarnos los de borde amarillo.
Se dejarán unos segundos para que los participantes memoricen la posición de los tesoros correctos. Se ponen lo antifaces y se gira el reloj de arena. Mientras los tengan puestos, todas las fichas serán amarillas, por lo que será su memorización la clave para encontrar los buenos.
Mediante turnos simultáneos, se llevan tantas fichas como puedan o quieran. Al finalizar el tiempo se los quitan para comprobar cuántos objetos correctos ha recogido cada uno, penalizándose por los de borde blanco.
Siguiendo la esencia de un ‘set collection’ se reparten los puntos y se inicia una nueva ronda, devolviendo las fichas y extrayendo una nueva carta. El vencedor será quien sume más puntos al final de la competición.
MIDAS: PRIMERAS IMPRESIONES
En cualquier encuentro de juegos de mesa, los títulos que más llaman la atención entre los asistentes son aquéllos que tienen componentes fuera de lo común o los que desprenden risas de sus mesas. Midas pudo presumir de ambos en Protos y Tipos 2019.
Esta propuesta ya atrajo a jugadores por sus antifaces. Todos queríamos comprobar, en primera persona, la razón por la que quienes se los probaban acababan presos de la emoción, del nerviosismo, de la alegría y de la rabia.
A través de unas reglas muy sencillas de asimilar para cualquier tipo de jugadores (incluso para los principiantes o para los niños más pequeños), nos adentramos en un reto fácil de entender, pero complicado de dominar. La dificultad no llega al tener que memorizar las piezas de borde amarillo, sino por el hecho de que todos compitamos por las mismas.
Así, al girar el reloj de arena todo se convierte en locura. Con suerte, si nuestra rapidez mental nos lo permite, obtendremos un par de piezas buenas. En una competición entre lobos hambrientos, no tardaremos en ver como los demás nos han robado todas las que hemos memorizado.
Llegados a este punto, existen dos opciones. Decidir no tomar más fichas o jugar con el riesgo, tratando de llevarnos las que «creemos» que pueden ser correctas. Por mucho que nos acerquemos a ellas y lo claro que pueda parecer algo, el antifaz confunde por completo. Por tanto, son habituales las sorpresas tras quitárnoslo.
Comprobaremos como la memoria y el riesgo han podido combinarse a la perfección o como cualquiera de estas herramientas ha resultado ser un auténtico fracaso en la colección. Lo que parecía seguro ha acabado por no serlo, fruto de la presión y de la lluvia de manos en un corto período de tiempo.
Ronda tras ronda, las alegrías y las decepciones con uno mismo volverán a repetirse. La combinación entre cartas y unas fichas con una posición cambiante crea no sólo partidas muy distintas una de otras, sino rondas completamente diferentes.
Ahora bien, ¿y si tenemos una mente privilegiada y las manos más rápidas? Para evitar que Midas quede obsoleto tras unos cuantos encuentros entre expertos, sus autores ya cuentan con distintas variantes en marcha. Llegan, por ejemplo, con la obligación de coger objetos únicamente con una mano.
Las posibilidades pueden ser infinitas, y más si provienen de las cabezas de Eloi Pujadas y Eugeni Castaño. El que ha sido un sueño lúdico hecho realidad por muchos de los amantes de sus juegos no decepciona en absoluto.
Recordamos que el primero ya cuenta con Big Bang! 13.7, Wanted 7, Veracruz 1631, Shikoku y Orbital como juegos publicados. Por su parte, Eugeni Castaño es el responsable de Cargolino Valentino, Ticket to Mars, Hungry Shark y Nubes. En todos estos juegos han sabido demostrar su potencial y su capacidad para reinventar mecánicas.
En Midas, el objetivo queda claro: divertir, seguir divirtiendo y volver a divertir. Se logra en una perfecta unión entre sencillez, rejugabilidad y originalidad. Si se respeta la esencia del prototipo, y aunque aún queden cosas por pulir, los antifaces seguirán siendo los que llamen la atención de futuros jugadores.
La pena es que, al contrario que en el mito, no nos convierten en el rey capaz de transformar en oro todo lo que toca. De hacerlo, lograr la victoria ya no sería una hazaña tan laboriosa… Más bien, ha sido Midas quien ha puesto todo patas arriba con su peculiar poder.
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