Ambición. ¿Cómo saber si alguien está yendo demasiado lejos? Dicen que hay que soñar a lo grande para alcanzar metas, pero sin despegar los pies de la Tierra. Creo que es tarde. Demasiado tarde.
Las zonas clandestinas y los distritos ocultos forman parte de mi Imperio. Tenemos una base secreta. Una clínica de lujo. Paraísos fiscales. Los inquisidores se pasean por las calles. Existen vías para lograr la supremacía, aunque la legalidad sea cuestionable. Ya he dado con ella. Lástima que el precio a pagar sea demasiado alto. Así es It’s a Wonderful World: Auge y Corrupción.
LA SEGUNDA EXPANSIÓN DE IT’S A WONDERFUL WORLD
Auge y Corrupción ya está llegando a las tiendas, de la mano de Tranjis Games, a un precio de 26,95 euros. Es la segunda expansión para It’s a Wonderful World, por lo que precisa del juego básico para poder disfrutarse. Es compatible con Guerra o Paz, la primera.
Entre sus novedades, encontramos componentes para dos jugadores adicionales, por lo que podrá disfrutarse entre 1 y 7 participantes. Las partidas, recomendadas desde los 14 años, continúan teniendo una duración de 45 minutos.
Propone seguir creando el mayor Imperio, con la entrada en escena de enormes y costosos proyectos. La producción a gran escala se verá las caras con la corrupción, con la que sacrificar parte de la producción. Se añade una nueva forma de puntuación, sustituyendo el bloc por una pizarra. Es una creación de Frédéric Guérard, con ilustraciones de Anthony Wolff.
AUGE Y CORRUPCIÓN: UNA PARTIDA
Lo primero que debemos saber es que las cartas de Auge y Corrupción son consideradas de desarrollo, por lo que se juegan y se construyen siguiendo las reglas de It’s a Wonderful World. No se mezclarán con ellas, por lo que tendremos dos mazos diferenciados.
Ambos se colocan boca abajo. El número de jugadores determinará la cantidad de cartas a repartir de cada uno de ellos durante la Fase de Selección. Se añaden a la mano y se escogen con total libertad, sin importar a qué mazo pertenezcan.
Cuando todos hayan seleccionado siete, con esa mecánica de ‘draft’, se descartan las restantes. Ya en la Fase de Planificación, se reciclan o se preparan para la construcción. No hay cambios en las reglas.
Durante la Fase de Producción, nos encontraremos con cartas de corrupción. Son aquéllas que restan una unidad de producción determinada cuando recojamos recursos, es decir, una vez añadidas al Imperio. A cambio, recompensan con otros.
La expansión añade la puntuación por pares. Se trata de puntos a parejas de cartas que aparecen en algunas construcciones, a contar y a multiplicar por los puntos indicados. Por ejemplo, cada pareja entre Estructura y General recompensaría con cinco puntos.
Las cartas de puntuación por pares también puntúan por sí mismas, para otros multiplicadores. La pizarra permitirá anotarlo todo de una forma estructurada, con casillas pequeñas para multiplicar y grandes para el resultado.
Auge y Corrupción es compatible con Guerra o Paz, la primera expansión. Su mazo puede añadirse tanto a la campaña como a las partidas libres. La campaña no podrá jugarse con 6 y 7 jugadores, aunque sí escenarios sueltos.
AUGE Y CORRUPCIÓN: CONCLUSIONES
Llevo un tiempo liderando un Imperio y sé que nadie regala nada. Sin embargo, pasan tentaciones por delante de los ojos a las que cuesta renunciar. Ya sabes, si te quedas atrás, pierdes. No hay segundas oportunidades.
La tecnología ha avanzado tanto que me enamoré de aquella representación del Vahalla. De la catedral celestial. De ese Sol artificial. ¿Cómo podríamos construirlos y sacarles rentabilidad? Desde luego, no de la forma habitual.
De acuerdo. El Sol artificial es ir demasiado lejos. Prefiero, por el momento, ser algo más realista. Sí, ya sé que el Valhalla no se crea de la noche a la mañana…
El distrito oculto me permite acercarme a mis sueños. Yo misma lo he visitado en un par de ocasiones y reconozco que es un lugar aterrador, de los que no sabes cómo saldrás. La zona clandestina tampoco es mi lugar favorito, pero concede los recursos que necesito.
En mi cabeza, las cosas pintaban mejor. La corrupción ha entrado en mi Imperio y empiezo a pagar las consecuencias. Te metes en esto y te enganchas tanto que ya no sabes escapar. ¿Entonces qué haces? Sigues un poco más, hasta que el sistema explota.
Cuando las cosas entran como si nada, también pueden volar sin apenas darte cuenta. Es lo que me está ocurriendo: pierdo oro, energía e inversión científica. Oportunidades. Un Valhalla. Una catedral celestial.
It’s a Wonderful World es uno de los mejores juegos de mesa del año y, como tal, el lanzamiento de cualquier expansión se convierte en un marcado acontecimiento. Auge y Corrupción ya está en tiendas, esperando llegar a las mesas de todos aquéllos que se enamoraron del juego básico.
Se presenta en una caja de medio tamaño. Tiene algo de aire, pero resulta bastante completa. Quizás no tanto para quienes disfrutan de la experiencia en pareja, pero sí para los que estaban deseando jugar a It’s a Wonderful World con grandes grupos.
Consta de cubos adicionales, que se suman a los de la caja básica, así como de fichas de Financiero y General. En este caso, cada una equivale a tres, algo que resultará muy útil a la hora de contar los puntos. Al organizarse y visualizar estrategias.
Las grandes novedades no llegan con ese refuerzo de contenido básico, sino con el mazo de cartas. Éste sí que será aprovechado al máximo por todos, independientemente de cuántos jugadores compitamos. Está optimizado al máximo, sin fallos.
Cuando adquirimos una expansión, es inevitable querer seleccionar todas sus cartas en la primera partida. ¿El resultado? Un estrepitoso fracaso, movidos únicamente por la emoción de lo nuevo. Casualmente, en Auge y Corrupción no existe. No por falta de ganas, sino por respeto.
Quedaremos maravillados con las nuevas creaciones, totalmente espectaculares. Toda alegría se desvanece al descubrir su coste. El ojo derecho empezará a guiñarse, mientras unas sabias palabras inundan la mente: «conoce, conoce».
No necesitamos ser unos expertos en gestión para saber como el muro es incompatible con Alfa Centauri. Como el banco mundial y la inmortalidad no son buenos amigos. El tiempo continúa siendo extremadamente limitado, de ahí que haya que actuar con cabeza.
Las cartas del nuevo mazo son caras. Muy caras. No podemos acapararlas todas, a menos que sea para reciclarlas, de la forma habitual. Funcionarán como un sueño que pasa por nuestras manos, para esfumarse. Conllevan un gran riesgo. Un miedo a quedarse a medio camino.
Por suerte, a medida que avancen las partidas nos iremos lanzando un poco más. De los errores se aprende o, al menos, ésa es la idea. Convertiremos lo imposible en posible, pero poco a poco. Las ansias son las grandes enemigas.
Las cartas tienen unos costes altísimos, pero también una recompensa increíble en cuanto a puntos. Algunas puntuarán por sí mismas, mientras que otras se combinarán para hacerlo. Esa puntuación por parejas es otra de las novedades que adoraremos.
¿El motivo? Siguen potenciando la rejugabilidad, a la vez que marcan estrategias enteras. Querremos descubrimientos y financieros. Estructuras y proyectos. Cuando construyamos una de esas cartas con bonificación de pareja, nos enfocaremos en ella, de ahí que convenga escogerlas pronto.
Si en It’s a Wonderful World nos centrábamos en un tipo de carta o ficha (o en unos cuantos), aquí lo hacemos, en dos. La puntuación por parejas es tan jugosa que no querremos dejarla escapar. Evitaremos lo superfluo. Eso sí, el sufrimiento por sacarle provecho está garantizado.
Ahora, más que nunca, es necesario optimizar al máximo. Las construcciones son caras, por lo que sólo tendrán sentido si realmente vamos a sacarles provecho. Un banco quedará muy bonito, pero de poco o nada servirá si no vamos a aprovechar su bonificación.
La producción a gran escala tampoco debe pasarse por alto. El nuevo mazo consta de cartas que recompensarán con un buen número de recursos en cada fase. Lógicamente, tampoco son baratas.
Llegados a este punto, surge una pregunta: ¿cómo asumimos todos estos costes? La corrupción tiene la respuesta. Algunas cartas cuentan con un icono tachado, que nos hará perder el recurso marcado. O, mejor dicho, no ganarlo.
¿Estamos dispuestos a ganar tres recursos de exploración por turno y a perder uno de energía? Puede parecer que merece la pena, pero perder una energía por ronda ya es mucho (a menos que no tengamos ninguno, en cuyo caso no encontraremos recursos negativos).
Las facilidades que ofrece una carta de corrupción son atractivas, de ahí que tal vez caigamos demasiado en la tentación. ¿El resultado? Ganar mucho, pero también perderlo por otro lado. La gestión y el equilibrio se vuelven más necesarios que nunca, ofreciendo un nuevo enfoque a la competición.
Analizaremos las posibilidades mejor que nunca y evitaremos cometer los errores que, ahora, son nefastos. Nuestra mente fría se llenará de números para saber qué podemos construir y qué no. Se anticipará a las cartas que pueden llegarnos, mientras los malvados planes de fastidio al rival están ahí. Las mayorías, con la bonificación de supremacía, no se olvidan.
Todo esto supone que Auge y Corrupción añada más dificultad. No a las reglas, puesto que no hay cambios importantes, sino al dominio. Las decisiones están muy presentes, algo que seguirá enganchando a los grandes amantes de la estrategia.
Para permitir el juego entre hasta 7 participantes, incorpora dos nuevas cartas de Imperio. No necesitaremos ser tantos para disfrutarlas. ¿Qué tal si cada uno se pide una de las nuevas en la noche de juegos en pareja? La Hegemonía del Norte y Naciones de Oceanía también crearán planes tácticos diferentes.
Permitirán comienzos de partida idénticos para todos o diferentes, orientando la estrategia a una bonificación de puntuación y a unos recursos iniciales. Por último, aparece una pizarra, con su rotulador. Hay más espacio para anotar y, además, se facilita el proceso de puntuación, siempre y cuando no emborronemos todo con la mano.
Para cada elemento, aparecen tres casillas. En las dos primeras escribiremos la bonificación y el número de cartas. El resultado de la multiplicación se apuntará en la grande. Así, siempre sabremos de dónde salen todos los puntos. Hay espacio para las nuevas bonificaciones.
Se borra fácilmente y evita quedarse sin hojas. Cuando el rotulador se haya gastado (lo hará antes o después, teniendo en cuenta el gran uso que le daremos), podremos sustituirlo por otro sin problemas. Son fáciles de conseguir.
Debemos tener en cuenta que en partidas con 6 y 7 jugadores hay un pequeño cambio en la bonificación por supremacía. Los dos jugadores con la mayor producción serán quienes se hagan con la ficha, permitiendo que no haya estancamientos al ser mayor la competición.
Al igual que en el juego básico la experiencia en solitario tenía un gran peso, en Auge y Corrupción sigue ocurriendo. La mitad del manual se centra en los cambios para las partidas de un jugador, así como en los escenarios.
Concretamente, se proponen seis nuevos: La era de los robots, ¿Qué hace la policía?, Carrera espacial, Morir con honor, Romper el hielo y El camino del exceso. Cuentan con su propia historia y con la misma emoción a la hora de alcanzar el oro.
Si somos grandes amantes de It’s a Wonderful World, es probable que ya contemos con la expansión Guerra o Paz. Al juntar todo el contenido, tendremos un universo de posibilidades. Merece la pena volver a revivir la campaña, esta vez con las nuevas cartas. Por supuesto, quedarse con todo, en esos escenarios sueltos.
Las combinaciones serán mucho más grandes y, con ellas, las estrategias para hacerse con la victoria se vuelven infinitas. Lo bueno es que todo es tan intuitivo que no habrá un esfuerzo extra por recordar. Podremos centrarnos, por completo, en jugar.
La preparación seguirá siendo rápida. Tendremos dos mazos distintos. A la hora de descartar o reciclar, conviene hacerlo en sus respectivos descartes, de tal forma que en la siguiente partida ya esté todo en su sitio. Los reversos facilitan la preparación, en caso de que todo se vaya al mismo lado.
La estética no desentona en relación al básico. Seguiremos maravillándonos con las escenas, repletas de vida. La iconografía no varía, ni tampoco esa sensación de introducirse por completo en esta realidad alternativa, olvidándonos de la nuestra.
Tranjis Games no ha querido hacernos esperar demasiado para que sigamos disfrutando de este descubrimiento. Muestra su apoyo al título con la publicación de tres cajas, en muy pocos meses.
Es algo que la comunidad de jugadores valora, puesto que no siempre llegan a España las expansiones de los juegos, por muy aclamados que hayan sido. Y, mucho menos, en tan poco tiempo.
El lanzamiento de esta nueva expansión se acompaña de un set de cartas promocionales, de regalo hasta finalizar existencias. No son algo que guardaremos en la caja, puesto que bien podrían funcionar como una miniexpansión capaz de dar la vuelta a las partidas.
Se trata de la cara C de las cartas de Imperio, idénticas para todos. No hay recursos iniciales, sino cinco Krystallium. Podemos pensar que es maravilloso empezar con estas reliquias y que tendremos más oportunidades que nunca, pero justamente ocurre lo contrario.
Al no tener recursos iniciales, It’s a Wonderful World se vuelve más complicado. Gastaremos los Krystallium en el momento en que consideremos oportuno, sabiendo que desaparecerán en un abrir y cerrar de ojos.
Echaremos de menos los materiales y la energía, que antes nos daban la vida. No compensa no tenerlos. ¿Cómo vamos a construir así? Las dos primeras rondas son el desafío de nuestras vidas. ¿El resultado? Una puntuación mucho menor. Sufrimiento del bueno.
COMPONENTES DE AUGE Y CORRUPCIÓN
- 56 Cartas de Auge y Corrupción
- 2 Cartas de Imperio
- 60 Cubos Adicionales
- 10 Fichas de Financiero (x3)
- 10 Fichas de General (x3)
- Pizarra
- Rotulador
- Instrucciones (castellano)