La tripulación bien, gracias. Los búhos se llevan de maravilla con el mono que acaba de incorporarse. Su llegada ha supuesto la entrada de un rinoceronte ingeniero. Al parecer, siente debilidad por esa profesión.
Con el rinoceronte apareció un mono más y éste trajo consigo otro. ¡Y no veas qué alegría! Era un tripulante de élite. Ya sabes, de los buenos. Ahora podremos visitar lejanos planetas. Dicen que quienes aterrizan allí consiguen amasar enormes fortunas. Veremos si es cierto. Reseñamos Wild Space.
EN LA BÚSQUEDA DE LOS CRÉDITOS
Wild Space es un juego de mesa de 1 a 5 participantes, con competiciones de 30 minutos, indicadas desde los 10 años. Estamos ante el segundo título de Joachim Thôme, autor de Dicium. Las ilustraciones corren a cargo de Amélie Guinet.
Publicado por Catch Up Games y Blackrock Games en su edición original, la versión en castellano corre a cargo de Tranjis Games. Ya está disponible, a un precio de 24,95 euros. Se presenta en una caja de tamaño medio.
Como vimos en la galería de imágenes publicada hace unos días, esta novedad nos lleva a explorar diferentes planetas. Para ello, ampliaremos la tripulación con animales y robots. En la búsqueda de los valiosos créditos, no falta la resolución de misiones.
WILD SPACE: UNA PARTIDA
En la preparación del escenario, dejamos los dos planetas iniciales a la vista. Tomamos tres, con requisitos de tripulación diferentes, y los colocamos también en el centro, bocabajo. Los restantes se devuelven a la caja.
Cada jugador recibe una carta de comandante y las piezas de su color. Los componentes sobrantes se retiran. Creamos el mazo de tripulación, dejando tres cartas visibles, y repartiendo otras tres a cada participante. Pasan a formar parte de la mano.
Comienza la partida. El turno de un jugador consta de dos fases: mover una nave y resolver la acción. Repetimos la misma mecánica hasta que todos completen diez turnos, es decir, cuando hayan utilizado sus cinco naves dos veces.
1. Mover una nave.
Aparecen dos opciones. Podremos mover una nave desde la reserva hasta la parte inferior de una de las dos secciones de un planeta, sin importar cuántas naves haya en esa zona. Un jugador no podrá tener más de una nave en el mismo sector, pero sí en el mismo planeta.
Es necesario cumplir con el requisito de tripulación del planeta para poder aterrizar, es decir, tener tantas cartas de tripulación en juego como se indican. En los iniciales no hay requisitos. La otra posibilidad consiste en desplazar una nave de la parte inferior a la superior. No podrá cambiarse de sector. Una vez ahí, ya no podrá volver a utilizarse.
2. Resolver la acción del planeta.
Al aterrizar en un planeta, es necesario cumplir con una de las condiciones marcadas. Pasan por el descarte de cartas o por tener una determinada tripulación en la zona de juego. A continuación, realizamos una de las acciones marcadas.
En la parte superior de cada planeta, no existen condiciones, por lo que sólo se efectúa la acción. Consistirá en robar cartas o en jugarlas. Al robarlas, podemos obtenerlas del mazo o de la reserva de cartas visibles. Cada vez que tomemos una, se repone su espacio. Las incorporamos a la mano.
Al jugarlas, las bajamos a la zona de juego. Algunas cuentan con una habilidad, a realizar en el momento en que se baja (siempre y cuando podamos cumplir su posible condición). Permite jugar otras cartas o robar, pudiendo efectuar varios combos.
Los especialistas proporcionarán créditos al final de la partida, atendiendo a su especie, mientras que los agentes funcionarán como misiones. Los robots también añadirán créditos al final. Por último, los tripulantes de élite harán avanzar la ficha de élite un espacio en el marcador del comandante. Aprovecharemos el efecto de la casilla.
En cualquier momento, incluso en mitad de un robo, podemos descartar una carta de la mano para sustituir las tres cartas de la reserva por tres nuevas. Repetiremos este paso todas las veces que queramos, siempre que tengamos cartas para descartar.
Fin del turno y fin de la partida.
El turno termina comprobando si tenemos tantos tripulantes (comandante incluido) como el número indicado en un planeta boca abajo. De ser así, se voltea. De ahí en adelante, podrán aterrizar en él quienes cumplan su requisito de tripulación.
Pasa el turno al siguiente, en sentido horario. Tras completarse diez turnos por persona, la partida termina, iniciándose el recuento de puntos. Nos ayudaremos de la libreta de puntuación.
Contamos los animales de la misma especie. A partir del tercero (incluido), cada animal sumará cinco créditos. Cada set de seis animales de especies distintas se traduce en quince créditos. Añadimos los correspondientes a las misiones completadas, a los robots y a la casilla de élite del comandante alcanzada. Gana quien tenga la mayor cantidad.
WILD SPACE: CONCLUSIONES
¿Recuerdas lo contenta que estaba con mi tripulación? Pues he cambiado de idea. No ha sido un capricho, te lo juro. Todo comenzó genial. Los animales no sólo se llevaban bien, sino que se complementaban a la perfección entre ellos.
Hemos visitado lejanos planetas antes que la competencia. Preciosos, por cierto, con su flora tan peculiar. A lo que iba. Las cosas no han tardado en torcerse y ahora que he agotado todas mis naves, tenemos un serio problema. No conseguiré suficientes créditos al paso que voy, ya que sólo tengo un par de animales de cada especie.
Para colmo, tampoco podré beneficiarme del ‘plus’ por especie distinta. No me he topado con ningún lagarto desde hace semanas. Ahora que busco una solución, analizo las causas del desastre. Lo veo claro: ese pulpo agente.
El muy listo me prometió cinco puntos si conseguía reunir a la mayor tripulación de biólogos. Tengo que reconocerlo, cuando alguien pone créditos delante de mis ojos, pierdo el norte.
Me he centrado en reclutar a biólogos y, aunque uno de mis rivales me ha tentado un poco, es indudable que tengo mayoría. Sí, esos cinco créditos serán para mí, pero he descuidado todo lo demás. Las decepciones con uno mismo duelen, sobre todo si los demás se encargan de alardear de sus colecciones…
Wild Space es uno de esos juegos familiares que atrapan por sus reglas y por su estética. Las aventuras espaciales gustan. Los mundos protagonizados por animales, también.
Esta fusión es la carta de presentación de un título que llega en la mejor época. En aquélla donde empezamos a buscar títulos para todas las edades, ya sea como regalo de Navidad o como acompañamiento a reuniones familiares. O, al menos, así era antes de que llegase el apocalipsis.
Su secuencia de turno no podía ser más sencilla, lo que enganchará a los principiantes y les animará a probar títulos más complejos. Moveremos la nave y llevaremos a cabo la acción indicada. Y así hasta el final de la partida.
En medio de esta sencillez, la estrategia hace acto de presencia. Las posibilidades son muchas, de ahí que las tácticas también lo sean. Lo que está claro es que necesitamos aprovisionarnos de una buena mano para poder llenar nuestra zona de los mejores animales. Sin cartas en mano, desperdiciaremos sus habilidades, capaces de crear asombrosos combos.
Podría decirse que esos combos son los grandes protagonistas de Wild Space. Con solo bajar una carta, podremos jugar otras tantas más, e incluso reponer la mano y avanzar en el contador de élite. Eso sí, exige de una exhaustiva planificación, ya que nos veremos obligados a cumplir con unas condiciones. Nada se regala.
A partir de ahí, quizás queramos centrarnos en tener contento al comandante. En agrupar a un buen número de robots. En aumentar las colecciones de bichos iguales. En cumplir misiones. Centrarse en un par de puntos puede darnos la victoria, al igual que apostar por el equilibrio. Por supuesto, siempre con cabeza, sin descuidar nada.
Resolveremos los contratiempos que vayan surgiendo en mitad de la gestión. Ese preciado oso no siempre aparecerá cuando lo necesitemos. Tampoco los militares ni los comunicadores. Habrá que aprender a improvisar sobre la marcha.
Wild Space es la suma de un sistema de mayorías y de objetivos, envuelta en la esencia de un ‘set collection’. La unión de tres de las mecánicas más divertidas es complicado que salga mal. No reinventa nada, pero mientras la fórmula continúe funcionando, ¿para qué cambiarla?
En torno a una misma mesa, pueden reunirse los novatos y los habituales. Los segundos tendrán cierta ventaja, pero también tendrán entretenimiento para rato. No será un sacrificio con el que enganchar a futuros compañeros de juego, sino una forma de hacerles partícipes de todo lo que este sector ofrece.
Para aquellos a los que la experiencia se les quede algo corta, aparece la mini expansión Base Espacial, disponible para su descarga gratuita. Añade más posibilidades, permitiendo optimizar algo más los turnos.
Las naves de la reserva desencadenarán un efecto al salir que, de aprovecharse bien, dará un pequeño cambio a las partidas. La estructura se sigue manteniendo y también ese tiempo limitado como otro de los grandes atractivos del juego.
Grandes juegos de mesa recurren a ese mar de posibilidades, combinado con un tiempo muy limitado. Wild Space se suma a ello, ya que querremos hacer demasiado con muy pocas naves en nuestra mano. Lejos de ser un punto negativo, es lo que confiere un sentido. Tomamos decisiones importantes y asumimos las consecuencias de aquello que dejamos pasar.
Al igual que esta novedad muestra pinceladas de distintas mecánicas, también lo hace del análisis parálisis. Lo habitual es tener claro lo que vamos a hacer en cada turno. Podemos pensar en el de los demás, ya que los espacios en los planetas no son limitados. Sin embargo, siempre surgen contratiempos que pueden dejar parones.
Se disfruta al máximo en pareja y en grupos reducidos, aunque a partir de la segunda partida, la experiencia con muchos jugadores empieza a mejorar. Tanto en un extremo como en otro, nunca tendremos que dejar de echar un vistazo a los de al lado, ya que tendrán la respuesta a muchas de las dudas que vayan surgiendo.
Siempre podemos llenar nuestra zona de investigadores, sólo por el mero hecho de que el de la izquierda necesita tener mayoría en ellos. Buena parte de las misiones dependerán no sólo de nuestra estrategia, sino de la que empleen los compañeros.
La rejugabilidad queda garantizada con la disposición aleatoria de las cartas, con el reparto de comandantes y con los planetas a visitar. Las combinaciones que se crean son grandes.
La temática, los combos y ese tiempo limitado son los grandes alicientes de Wild Space, sin olvidarnos de su modo solitario. Cuenta con sus propias cartas y nos enfrenta de forma directa a un contrabandista. Es un desafío que merece la pena resolver, incluso aunque tengamos a personas cerca con quienes disfrutar del juego.
La estética de Wild Space brilla con luz propia, alejándose de la oscuridad de muchos títulos espaciales. Hay colorido por todas partes, empezando por los planetas y los tripulantes y terminando por las fichas de nave, el componente destacado.
Las ilustraciones son capaces de transmitir vida propia a cada animal, sin renunciar a lo práctico. Se apuesta por una simbología clara, visible y fácil de recordar, para alejarnos del manual tras un primer encuentro.
COMPONENTES DE WILD SPACE
- 108 Cartas de Tripulante
- 12 Cartas de Planeta Hostil
- 10 Losetas de Planeta
- 25 Fichas de Nave
- 5 Fichas de Élite
- Libreta de Puntuación
- Instrucciones (castellano)
One thought on “Wild Space, exploración y set collection en lo nuevo de Tranjis”
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