Guerreros, magos, brujas, elfos, enanos, orcos y un rey son conscientes del peligro con el que se toparán en la mazmorra. Sin embargo, la recompensa parece ser tan grande como para arriesgar la propia vida. Así es 3 Dragons.
UN MUNDO DE FANTASÍA CLÁSICA
3 Dragons es un juego de cartas de 2 a 4 participantes, con competiciones de 20 a 25 minutos, recomendado a partir de los 10 años. Es una creación de Pablo Jiménez, quien ya cuenta con Monetes, Boom Party! y VooDooM en el mercado. Será en los próximos días cuando se lance Kai Zen.
Estamos ante una propuesta en desarrollo, finalista del III Concurso de Prototipos BGC 2019 en la categoría familiar. Nos traslada a un mundo de fantasía, con un objetivo claro: obtener doce monedas. El primero en conseguirlas, o el que más tenga cuando el mazo se agote, se declara vencedor.
Tras repartir cinco cartas a cada uno del mazo principal, y dejar los dos mazos en el centro, comienza el reto. Durante su turno, cada jugador llevará a cabo una acción, a elegir entre tres.
1. Robar una carta y bajar una.
Se roba una carta del mazo principal (compuesto por criaturas) para, después, jugar una en el centro de la mesa. Si no hay personajes iguales al tipo bajado, el jugador podrá llevar a cabo su habilidad. Permite mirar cartas u obligar a los demás a descartar, entre otras opciones.
En caso de que ya hubiera otra criatura del mismo tipo, no ocurre nada. Si con la nueva ya hay tres criaturas iguales, se inicia un combate a partir de ella. El participante en turno seleccionará una carta de su mano para bajarla boca abajo, seguido por los demás que quieran participar, respetando el orden de turno.
Antes de descubrirlas, éste podrá intercambiar la suya con la de otro jugador. El ganador será quien tenga la carta de la criatura en juego más alta. Se descartan las tres criaturas iguales y las cartas jugadas en el combate.
El ganador se lleva tantas monedas como se muestren en su carta y elige entre explorar o no la mazmorra. Si decide hacerlo, descubre la primera carta de ese mazo.
Puede encontrar un cofre, traducido en una moneda, o un pícaro, que concede tres al más pobre. También puede mostrarse un dragón. Cuando aparezca el tercero, y debido a que los héroes salen corriendo, quien lo haya descubierto está obligado a cambiar sus monedas por las del jugador que escoja. Se descartan los dragones.
2. Robar una carta y colocar una del mismo número.
El jugador roba una carta del mazo principal y juega una cuyo número coincida con una de las visibles (sin importar la criatura). Ambas se descartan y él recibe una moneda.
3. Robar tres cartas y descartar la más alta.
Recibe tres cartas del mazo para, a continuación, descartar la que tenga el valor más alto en su zona de juego. Se queda las otras dos en la mano.
3 DRAGONS: PRIMERAS IMPRESIONES
Pablo Jiménez vuelve a demostrar, con 3 Dragones, como su imaginación no tiene límites. La temática no es revolucionaria, pero sus reglas son brillantes. Aunque se trata de un prototipo con pequeños detalles por pulir, que irán apareciendo con la propia experiencia, ya es capaz de sorprender a quienes lo prueben.
Este proyecto parte de unas reglas extremadamente sencillas. Nos adentramos en un mundo de fantasía clásica, acompañados de la esencia de un ‘push your luck’, de la gestión de la mano e incluso del engaño. Así, el riesgo, la estrategia y las mentiras son las grandes protagonistas de la competición, envueltas por la toma de decisiones.
La libertad para elegir una u otra acción está presente en cada turno. En ocasiones, estará más o menos claro, mientras que en otras, será preciso analizar las consecuencias. Por ejemplo, si tenemos muy pocas cartas en la mano, estará claro que tendremos que reponerla con la tercera acción.
A la hora de tomar una decisión, es preciso detenerse en las cartas del centro de la mesa y en los descartes visibles. Si tenemos una criatura que aún no está presente, es recomendable bajarla para beneficiarnos de su efecto. Éste es el máximo responsable de la interacción entre jugadores, obligándonos también a aplicar la memorización.
En caso de que ya lo esté, podemos colocar una más en base a las cartas que nos queden. Es decir, si tengo una bruja con un valor muy alto, quizás me convenga que el combate de brujas sea rápido (no vaya a ser que el que me ha mirado la mano acabe robándomela).
Esos combates son uno de los aspectos más divertidos de 3 Dragons. Quienes participen (no es obligatorio), vivirán en primera persona los nervios, las dudas y la tensión, ya que quien lo haya iniciado podrá intercambiar su carta con alguien. Si he bajado una muy poderosa, querré ser invisible; con un farol, necesitaré llamar la atención. ¿O quizás al revés?
El juego visual entra en escena, con su maravilloso poder de despistar a los demás. Es emoción máxima, hasta el momento en que se desvelan las cartas. Los suspiros de alivio y la rabia marcan esos instantes.
El ganador recibirá monedas, aunque no siempre serán las mismas. Haber vencido con una carta de un valor bajo implica llevarse más monedas. ¡Para algo tiene más mérito! Ganar el combate con una carta alta se traduce en menos monedas.
La gestión de la suerte alcanza su gran protagonismo a la hora de decidir si explorar o no la mazmorra. Resulta lógico como, quien va en cabeza, no quiere arriesgarse a levantar una carta del mazo. Al hacerlo, puede ganar una moneda, pero también beneficiar al más pobre o mostrar un tercer dragón. Si esto ocurriese, se produciría el fatídico intercambio de monedas.
Este punto es capaz de dar la vuelta por completo a las partidas. Podemos pasar de tener diez monedas a sólo un par, y a la inversa, en cuestión de segundos. De ahí que sea preciso valorar lo que se tiene, y actuar en consecuencia. Por tanto, quienes tengan menos monedas, esperarán este momento para salvarse el pellejo.
Por su parte, también aparece la opción de bajar una carta a la mesa de un número que ya hubiera, descartando las dos. Conseguimos una moneda que, si bien no es la mayor recompensa, puede salvarnos de un apuro.
En 3 Dragons gana quien antes recaude doce monedas, pero también el que más tenga al acabarse el mazo. Si hay varios empatados, el vencedor será el siguiente en tener más monedas. Por este motivo, una moneda arriba o una abajo puede marcar la diferencia.
Con todo ello, se presenta como un mar de posibilidades tácticas, sin perderse el carácter familiar. Así, está repleto de originales y magistrales puntos, con los que enganchar a los amantes de la estrategia, sin renunciar a la sencillez ni a la rapidez.
Podemos ver como es posible perder un valioso ’15’, a cambio de eliminar un dragón visible (algo a valorar cuando vamos ganado), o como el rey gana todas las apuestas en un combate. Sólo hay uno en todo el mazo y tiene la capacidad de robar dos monedas a un jugador o una a dos de ellos.
Su autor también se carga, por completo, cualquier tipo de frustración. El pícaro ayudará al más pobre, mientras que la aparición de ese tercer dragón también puede dar la vuelta a la situación.
Poner todo patas arriba es la forma que tenemos de no dar nada por seguro y de actuar en base a la situación del momento. Contribuye a que no todos los «ataques», propios de las habilidades de las criaturas, vayan dirigidos al mismo.
Los menos aventajados aprenderán a valorar las cartas con un valor más bajo, puesto que si consiguen ganar con ellas, las recompensas serán enormes. Todas tienen su utilidad, algo que tendremos que tener siempre presente antes de despreciar un ‘2’.
3 Dragons se acompaña de una preparación rápida, que contribuye a querer disputar una partida tras otra. A falta de un diseño final, y tal y como pudimos comprobar en Menteludic, estamos ante un título familiar en el que tienen cabida mecánicas que no siempre acostumbran a verse juntas. El resultado es, simplemente, asombroso.
3 Dragons es un juego de mesa en forma de prototipo, por lo que las imágenes no corresponden a su diseño final.
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