Tutankamón, rapidez visual y rejugabilidad dentro de la pirámide

juegos rapidez visual

Podría contarte la historia de un faraón egipcio que ascendió al trono siendo un niño. Podría hablarte de la supuesta maldición en torno a su tumba. Podría enumerarte los tesoros que encontramos. Podría, pero prefiero hacerte partícipe de otra realidad.

La realidad en la que tapé un cocodrilo cuando debí tapar una serpiente. La realidad en la que toqué al camello, aun sabiendo que la respuesta al jeroglífico la tenía el escarabajo. La realidad en la que confundí a Anubis con un simple gato ¡Perdónamente, guardián de las tumbas! Reseñamos Tutankamón.

 

UNA CAMPAÑA EN VERKAMI

Tutankamón acaba de empezar una campaña de búsqueda de financiación en Verkami. Puede adquirirse por 19 euros (18 para los más rápidos), en una recompensa que incluye el juego, los objetivos desbloqueados y los gastos de envío a la Península.

Incrementando esta cantidad, se suman una taza, una camiseta o copias adicionales. Si alcanza su meta inicial, marcada en 3.500 euros, será una realidad en junio de este año. Respecto a los extras a desbloquear, aparecen un póster, una postal firmada, una chapita, un llavero y una carta con nuevas mecánicas.

Tutankamón

Creado por Miguel Bustillo (Tres Tristes Tigres, Poemas, Pepinillo, UP!, Robo en el Museo), cuenta con ilustraciones de Julilustrador. De 2 a 8 jugadores, desde los 8 años, compiten en partidas de 20 minutos de duración. Se convierten en arqueólogos en busca de los tesoros que rodean la tumba del faraón, con la rapidez visual como fiel compañera.

Hacerse con ellos no será fácil, puesto que las trampas y las maldiciones son constantes. Presentado en caja triangular, con cartas de madera e instrucciones en castellano y catalán, lleva el sello de Munt Games. La editorial ya cuenta con La Granja, Hat-Trick, Sr. Pérez y Líkama en el mercado.

 

TUTANKAMÓN: UNA PARTIDA

Antes de empezar, barajamos las cartas de jeroglífico para situarlas en un montón con la cara de pared visible. Alrededor, dejamos las cartas de madera de personaje, bocarriba. Utilizaremos la caja como dispensador de las fichas de puntuación.

El jugador más joven voltea la primera carta de jeroglífico. Todos deberán descifrarlo, tapando la carta o las cartas correctas de madera con la mano. Taparemos uno, dos o tres personajes en partidas para dos, tres y cuatro jugadores, respectivamente. Con más, cuatro personajes.

Tutankamón

¿Cómo se resuelve un jeroglífico?

Para resolver un jeroglífico miramos la carta revelada y la pared de la primera del mazo. Ésta mostrará el personaje de referencia. A partir de él, taparemos el personaje o los personajes siguientes (atendiendo a la carta revelada) en el sentido de la mirada.

Es decir, taparemos al personaje o personajes que queden justo delante. Sólo podrá taparse uno por persona. Al tapar al correcto, obtenemos un punto. Si ese personaje mostrase los ojos rojos en la carta revelada, recibimos dos puntos. Un error se traduce en la pérdida de un punto.

Las cartas especiales

Tras repartir los puntos, revelamos una nueva carta, y así sucesivamente. Existen cartas especiales que modifican las reglas al entrar en escena. Están marcadas con el borde marrón.

Con los escorpiones, buscaremos al personaje que esté representado dos veces en la carta para taparlo. Con la momia, el personaje a tapar será el que no aparezca en la carta. Con el tesoro, todos deberán tener las dos manos unidas a otro compañero. Taparán al personaje de la pared.

El más rápido lo cubrirá. A continuación, los demás intentarán agarrar su mano libre, formando una cadena. Quien se quede con una mano libre no puntúa.

Tutankamón

Fin de Tutankamón

La partida termina cuando alguien reúna 15 puntos, convirtiéndose en el ganador. Si las cartas se agotan, el vencedor será el jugador que posea la mayor puntuación.

 

TUTANKAMÓN: CONCLUSIONES

Torpeza. No puedo ponerle otro nombre a esto. No sería justo. Hay que decir que empecé con buen pie. Resolví los primeros jeroglíficos sin demasiado esfuerzo. ¿La sonrisa de satisfacción se convirtió en un exceso de confianza que acabó echando todo por tierra? Probablemente.

No se exactamente qué ocurrió, pero de pronto me sentí totalmente paralizada. Todo comenzó a nublarse. ¿Alguna vez has sentido que no podías moverte mientras el mundo avanzaba a toda velocidad? Pues eso. Un montón de manos se abalanzaban sobre las soluciones de los jeroglíficos.

«Te ha costado mucho llegar hasta aquí, no te rindas». Tuve que repetirme esas palabras para salir del trance. Tomé impulso para recuperar el tiempo perdido. Y ahí llegó lo del cocodrilo, el camello y Anubis. Me quedé sin todo lo que había ganado al comienzo de la aventura.

Rendirse no es una opción o, al menos, eso dicen las estúpidas frases de las aún más estúpidas tazas motivadoras. Por un vez en la vida, voy a hacerles caso. El tesoro está a punto de aparecer y tengo que estar a punto. Escarabajo, bien. Serpiente, bien. Gato, perfecto. Y aquí llega el tesoro. Deséame suerte.

Tutankamón

Tutankamón combina una temática que no caduca con una jugabilidad informal, con puntos más originales de los que parece a simple vista. Una aventura por Egipto nunca está de más, sobre todo si hay jeroglíficos por resolver.

Sin desviarnos de esas primeras impresiones, es justo separar Tutankamón del clásico Dobble. A primera vista, puede tratarse de dos juegos idénticos: cartas redondas con elementos en su interior para observar, con la rapidez por bandera.

Podría decirse que el autor se ha inspirado en Dobble, pero a partir de la base ha desarrollado una idea completamente diferente. No buscaremos los dibujos iguales entre dos cartas, sino que aplicaremos el orden para dar con la solución.

Esa disposición aleatoria de los jeroglíficos y la de las cartas de personaje de alrededor genera encuentros completamente imposibles de repetirse. La rejugabilidad es ilimitada, por lo que podremos exprimirlo hasta que nos cansemos (y no hasta que el juego nos lo imponga).

Una vez montado el escenario, comienza la carrera. La locura. Debemos saber que sin concentración no hay éxito. Comparamos el reverso de la primera carta del mazo con el jeroglífico volteado para localizar esa misma figura en él. A continuación, seguimos el sentido de la carta para tapar al personaje correcto.

juegos de mesa egipto

La cosa sería sencilla si los personajes de madera estuviesen colocados como en el jeroglífico, pero no es así. ¿El cocodrilo ha estado siempre aquí? ¿Por qué diantres no encuentro al bicharraco? Como ocurre en este tipo de juegos, la presión y los nervios complican la existencia. Todavía más.

Tutankamón ofrece un equilibrio interesante en función de las personas en juego. Siempre habrá al menos una que se quede sin personaje por tapar y, por tanto, sin puntos. Es lo que hace que funcione igual de bien a dos que a ocho.

En los retos a dos, no decepciona. Habrá un único personaje por buscar. Por tapar. Si bien nos perdemos la lucha por la bonificación de dos puntos y el efecto del tesoro, formaremos parte de duelos sin desperdicio. De auténticas batallas por la rapidez visual, como entrenamiento entre juegos más largos o como diversión en sí misma.

Al poder participar hasta ocho, Tutankamón brilla en reuniones informales. No necesitamos haber jugado a nada previamente, puesto que las reglas se interiorizan en cuestión de minutos. Tal vez, los efectos puedan atragantarse un poco para los novatos, pero todo quedará claro tras la primera partida.

Son precisamente esos efectos, sin despreciar la original mecánica del orden, los que aportan el mayor reto. La distinción entre la monotonía. La pista la tendremos en el icono de la propia carta y en el fondo marrón. Eso sí, aunque lo tengamos claro, pasarán desapercibidos en más de una ocasión. Los nervios vuelven a la carga.

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Localizaremos al personaje que está dos veces (con cuidado de aquéllos que pueden aparecer tres veces y que causan estragos entre los más impacientes) y el que no forma parte del jeroglífico. Nos daremos las manos por el tesoro, sin despedirnos de la rapidez ni de la avaricia.

Las recompensas no se guardan con las propias cartas, sino con unas fichas de madera acordes con los personajes. Será una forma rápida de llevar el recuento de puntos. De aumentar la presión y de controlar quién es el aventajado de turno.

El hecho de perder puntos con cada error es un acierto, ya que evita la aparición del azar y premia el esfuerzo. Perderlos duele demasiado, por lo que será nuestra decisión asegurarnos de tener la respuesta correcta antes de taparla (a riesgo de que se nos adelanten) o ir a por ella sin apenas pensar (aunque podamos equivocarnos).

El riesgo también se muestra con los personajes de ojos rojos, con sus dos puntos. Si estamos lejos de alcanzar la victoria, nunca está de más intentar ir a por ellos. En caso de sacar bastantes puntos a los oponentes, quizás sea preferible ir poco a poco. Cada jugador valorará su propia estrategia.

Miguel Bustillo, como hemos visto en sus juegos y prototipos, es un autor que siempre recurre a la diversión máxima. Para él, un juego siempre tiene que despertar risas (más que necesarias en los tiempos que corren), algo que vuelve a superar con creces en Tutankamón.

Las grandes complicaciones no forman parte de su obra (hasta ahora), de ahí que sean accesibles para todas las edades. Para principiantes. A su vez, los quebraderos de cabeza que aportan son suficientes como para enganchar a los grandes aficionados, que no echarán nada en falta.

Dobble juegos parecidos

Tutankamón es diversión pura, mezclada con locura. Bebe de los clásicos de la rapidez visual, ayudando a mejorar la concentración. A entrenar con la identificación de formas y colores. Sin embargo, es capaz de darle un pequeño giro, suficiente para ofrecer una experiencia completamente distinta.

Nos tiene reservada una sorpresa más y es su modo Las trampas de la tumba. Por si no tuviésemos suficientes elementos en los que fijarnos, con él debemos atender, también, a los bordes de las cartas. En el momento en el que pared y jeroglíficos tengan el mismo color de borde, la solución es la inversa.

Es decir, taparemos los personajes que queden detrás del personaje de referencia. Sobra decir que las equivocaciones serán mucho más frecuentes. La dificultad sube, pero la diversión también. Eso sí, es conveniente aproximarse a la modalidad cuando hayamos practicado antes.

Esta carrera de los reflejos cuenta con una caja poco habitual, en formato triangular. Es una imitación de una pirámide, contribuyendo a introducirnos más en la trama. Sus cartas de jeroglífico llenan la mesa de coloridos elementos egipcios, mientras que las de personaje aportan una calidad que no suele verse en los juegos de producción propia.

Tienen la forma de posavasos de madera, con unos dibujos simples, pero bonitos. Son válidos para presumir de ellos y para resistir los golpes de los mayores manazas.

El manual es el nexo de unión entre unos componentes independientes del idioma y las mecánicas. Dejará claros todos los puntos, con sus maravillosos ejemplos. Las consultas de determinados aspectos resultan especialmente rápidas gracias a su estructura.

 

COMPONENTES DE TUTANKAMÓN

  • 21 Cartas de Jeroglífico Comunes (doble cara)
  • 18 Cartas de Jeroglífico Especiales (doble cara)
  • 8 Cartas de Madera de Personaje
  • 35 Fichas de Madera de 1 Punto
  • 20 Fichas de Madera de 5 Puntos
  • Instrucciones (castellano, catalán)

 

Las fotografías tomadas para esta reseña corresponden a su prototipo, por lo que no reflejan un diseño final.